El venezolano Moisés Boyer, quien en el pasado denunció supuestos vínculos del chavismo con las FARC y una presunta financiación al ahora presidente peruano, Ollanta Humala, que jamás fueron comprobados, ha pedido refugio en Brasil aunque, según dijo hoy a Efe, cree que le será negado.
«Obviamente no me lo van a dar, porque hay muchas presiones del Gobierno venezolano», declaró Boyer, quien llegó a Brasil en junio de 2011 tras un rocambolesco peregrinar que comenzó en 2003, cuando generó un serio conflicto entre Venezuela y Colombia.
Aseguró en la época que era piloto militar, que había formado parte de la tripulación del avión presidencial venezolano y que, en abril de 2002, el entonces vicepresidente José Vicente Rangel le ordenó recoger en la selva colombiana al guerrillero «Raúl Reyes».
Sostuvo que el líder de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) estaba enfermo y que lo trasladó en una avioneta hasta Venezuela para ser tratado.
Boyer, de 43 años, ratificó hoy esa historia; aseguró que el líder venezolano Hugo Chávez, fallecido el año pasado, «no sabía de nada» y que toda esa «operación» había sido dirigida personalmente por Rangel.
Su denuncia, volcada en una entrevista con el periódico bogotano El Espectador, fue desmentida por el Gobierno venezolano y por el servicio secreto de Colombia, y finalmente hasta la publicación admitió que había sido «engañada».
Boyer, sin embargo, insiste en que todo ocurrió como denunció en su momento, aunque admite que ese episodio minó su credibilidad.
En medio de ese incidente solicitó asilo en Colombia, que lo negó, y partió hacia Perú, donde en 2006 denunció que Chávez había donado 600.000 dólares para la campaña de Ollanta Humala, que entonces aspiraba a la presidencia.
Fue otra denuncia negada por parte y parte, ante la cual el Gobierno venezolano lo tildó de «mitómano» y «mercenario», y aseguró que, aunque se decía teniente de Infantería, no había sido siquiera «soldado raso» en la Fuerza Armada Nacional.
Boyer insistió hoy en declaraciones a Efe que eso también «fue verdad», pese a que nunca pudo probarse y le costó que Perú negara su pedido de refugio.
Partió entonces hacia México, donde dijo que llegó a obtener un estatus de asilado que perdió al viajar hacia Ecuador para visitar a una hija que vive en ese país, sin comunicarlo a las autoridades.
Aseguró que fue detenido en Quito en 2010 y deportado a Caracas, donde fue arrestado y acusado de «rebelión militar, usurpación de funciones y difamación de la Fuerza Armada Nacional».
Boyer dijo que permaneció en prisión hasta marzo de 2011, cuando fue liberado y sus abogados le recomendaron «salir del país y viajar a Brasil», adonde llegó el 6 de junio de ese mismo año.
Entró por la ciudad de Boa Vista, en el norte del país, donde ese mismo día introdujo ante las autoridades brasileñas una solicitud de refugio para la que aún no tiene respuesta.
«La negarán. Estoy solo luchando contra un monstruo que tiene mil cabezas», declaró.
Tal como ha hecho a lo largo del periplo que comenzó en Colombia, insistió en que fue teniente del Ejército venezolano y que incluso participó en la asonada golpista que Chávez encabezó el 4 de febrero de 1992 contra el entonces presidente Carlos Andrés Pérez.
«Creía en la revolución, pero ellos la traicionaron», declaró para justificar su deserción de las filas chavistas a las que, de acuerdo al Gobierno venezolano, jamás perteneció. EFE