Un fuerte dispositivo policial fue montado este martes en el punto de concentración de la marcha contra el gobierno que carece de autorización y en la que un dirigente «prófugo de la justicia» prometió entregarse.
Algunos miles de manifestantes, la mayoría vestidos de blanco, convergían cerca de Plaza Brión, a la cual les impedía el acceso un cordón de tres filas de Policía Nacional, respaldado a unos 15 metros por un segundo cordón de unidades antimotines de la Guardia Nacional, comprobaron periodistas de la AFP.
Tras dos semanas de protestas estudiantiles a las que se sumaron sectores de la oposición y que dejaron tres muertos y decenas de heridos, la manifestación pretende marchar desde el opositor sector de Chacao al Ministerio de Justicia, ubicado en Libertador, un feudo chavista.
«24.763 muertes violentas en 2013. Somos mas que sólo cifras» rezaba una de las pancartas de los estudiantes, que entre sus reclamos incluyen frenar los elevados índices de criminalidad de Venezuela.
La marcha fue convocada por el líder opositor Leopoldo López sobre quien pesa una orden de captura bajo cargos de instigar actos violentos. López dijo el domingo en un video que encabezaría esa marcha y que personalmente entraría al Ministerio de Justicia a presentar un petitorio de la oposición y entregarse.
El gobierno advirtió que la protesta carece de permiso y el presidente Nicolás Maduro ha dicho que las movilizaziones opositoras son un «golpe de Estado en desarrollo».
A un kilómetro y medio de los opositores, varios miles de personas, muchas vestidas con los colores rojos del oficialismo, iniciaron por su parte una marcha hacia el palacio de gobierno en donde los recibiría Maduro.
La marcha es encabezada por el presidente de la petrolera estatal y vicepresidente económico, Rafael Ramírez, y fue anunciada el domingo por Maduro luego que se conociera el llamado de los opositores a manifestarse este martes.
El lunes opositores y oficialistas se reprocharon la temeridad de convocar dos marchas que podrían encontrarse. Venezuela es un país altamente polarizado que tiene todavía muy presente los hechos de abril de 2002, cuando una manifestación opositora derivó en un sangriento golpe de Estado que derrocó brevemente al entonces presidente Hugo Chávez.
El presidente de la Asamblea Nacional y número dos del chavismo, Diosdado Cabello, aseguró: «Ni una sola marcha opositora va a entrar a territorio del municipio Libertador. No van a pasar. No está autorizada«. «El estado es el primero que debe garantizar que esto se dé de la mejor manera», replicó Carlos Vecchio, coordinador político de Voluntad Popular, cuyo líder Leopoldo López es el promotor de la marcha opositora.
En la mira internacional
La tensión por las marchas estudiantiles que se suceden a diario en Caracas y otros puntos del país -la mayoría pacíficas, aunque algunas degeneraron de disturbios nocturnos– ha puesto de nuevo al país petrolero en el punto de mira de la comunidad internacional.
Varios gobernantes de la región han cerrado filas con Maduro, mientras organizaciones internacionales como Celac y Unasur y países como México y Panamá exhortaron a resolver las diferencias mediante el diálogo.
En un nuevo episodio en sus difíciles relaciones con Estados Unidos, Maduro anunció el domingo la expulsión de tres funcionarios consulares estadounidenses, a los que imputó por reunirse con universitarios, y acusó al país norteamericano de injerencia en los asuntos internos de Venezuela.
La portavoz del Departamento de Estado, Jen Psaki, calificó de «falsas y sin sustento» las acusaciones de Venezuela sobre Estados Unidos, su primer socio comercial.
AFP