Héctor Eduardo Gómez, de 24 años, fue ultimado de un disparo en el pecho a las 9:00 de la noche del sábado, cuando salió a llevarle unas compotas a su ahijada en el bloque 50 del 23 de Enero, al oeste de Caracas.
Su madre, Jackeline Gómez, dijo que el joven era mototaxista pero ese día se fue caminando a llevarle las compotas a la niña, cuando fue sorprendido por delincuentes que le dispararon para robarle todas sus pertenencias, entre estas sus zapatos.
Los vecinos lo llevaron herido hasta el hospital Miguel Pérez Carreño donde murió. Ese día no había sacado su moto porque la tenía dañada. Era bachiller y tenía aspiraciones de ingresar a la PNB.
Hace apenas 8 meses, el joven le había adjudicado un apartamento en los edificios de la Gran Misión Vivienda en las inmediaciones de la Maternidad Concepción Palacios. Tenía un hijo de año y medio de nacido. “Con tanto esfuerzo que crié a mi hijo para que me lo maten así. Señor Nicolás Maduro, ayúdame yo soy revolucionaria y trabajo en el Consejo Comunal. Ayúdeme a que se haga justicia. Me arrancaron el corazón”, expresó su madre.
En otro crimen registrado al oeste de Caracas perdió la vida Luis Gerardo Soto, de 25 años. El joven recibió siete tiros al resistirse al robo de una moto Empire negra que le habían prestado para ir La Silsa.
La víctima era analista de almacén en Laboratorios Calox y estudiaba quinto año por parasistema en el instituto Libertad. El suceso ocurrió a las 4:30 de la tarde de sábado. Su familiares contaron que hace 6 años mataron a un primo Yesisi Soto, al ser confundido con un delincuente.
AA