La Oficina de la alta comisionada de la ONU para los derechos humanos publicó ayer en Ginebra un documento que analiza la situación en la que vive la población asediada en Siria, que sobrepasa las 240.000 personas
DAMASCO. Unos 173.000 civiles viven atrapados en la región de Guta, en la provincia de Damasco Rural, sometida a prolongados cercos de las fuerzas gubernamentales desde noviembre de 2011, según un informe de la ONU.
La Oficina de la alta comisionada de la ONU para los derechos humanos publicó ayer en Ginebra un documento que analiza la situación en la que vive la población asediada en Siria, que sobrepasa las 240.000 personas, aunque organizaciones como la Cruz Roja elevan esta cifra a más de un millón.
«La evacuación del casco antiguo de Homs, cercado durante más de 600 días, ha centrado la atención sobre las duras condiciones en las que se vive allí dentro. Utilizar el hambre como arma de guerra y los asedios que privan a las personas de bienes básicos para vivir están prohibidos por la ley internacional», recordó en un comunicado la responsable de esta oficina, Navi Pillay.
Región más afectada
Según el informe, Guta es la región más afectada por estos cercos, donde se concentran en total unos 173.000 civiles atrapados, más de la mitad de la población asediada en el país. En los primeros meses de asedios en Guta, las fuerzas gubernamentales permitían a los ancianos y a los comerciantes cruzar los puntos de control para entrar a Damasco y adquirir medicinas y comida, relata el documento.
Pero a partir de marzo de 2013, presionado por el avance de los rebeldes, el gobierno endureció las condiciones del cerco y comenzó a bombardear con artillería y por aire esta zona muy poblada. Estos ataques han destruido gran parte de las infraestructuras de asistencia médica de Guta, que fue también el escenario del ataque con armas químicas del agosto de 2013, en el que murieron 1.300 personas.
En el oeste de la región, la lucha armada se cebó especialmente con los distritos de Darayya y Muadhamiya, de donde han huido unas 70.000 personas desde el inicio del conflicto antes de que se reforzara el asedio, pero miles siguen atrapadas.
Según médicos entrevistados por esta oficina de la ONU, al menos cuatro civiles murieron sólo en esas poblaciones por falta de acceso a comida y medicinas, entre abril de 2013 y enero de 2014, periodo que abarca el informe.
«Varios clérigos han emitido edictos permitiendo a los residentes de estos lugares comer gatos y perros para poder sobrevivir», señala.
También en Damasco Rural, en el campo de refugiados palestinos de Yarmuk han muerto decenas de personas por hambre, por comer alimentos en mal estado, por falta de medicamentos y por la ausencia de personal médico capaz de tratar a enfermos crónicos y embarazadas.
AP