Estados Unidos y Canadá plantearon hoy ante la OEA su preocupación por la situación en Venezuela, cuyo representante, Roy Chaderton, respondió con una condena al «imperialismo» de la primera de esas potencias y volvió a acusarla de estar detrás de los intentos de «desestabilización» en su país.
El Consejo Permanente de la Organización de Estados Americanos (OEA) trató en sesión ordinaria la situación en Venezuela por primera vez desde que comenzaron las protestas contra el Gobierno del presidente Nicolás Maduro, que ha denunciado un plan de la oposición para sacarlo del poder.
El debate se produjo a iniciativa de la representante de EE.UU., Carmen Lomellín, quien expresó su «profunda preocupación por el aumento de tensiones y la violencia en Venezuela» y aseguró que su país está actualmente «en consultas con otros» Gobiernos para analizar la situación en el país caribeño.
«Instamos al Gobierno venezolano a dialogar con todas las partes implicadas. Este es el único camino a una solución justa y pacífica», dijo Lomellín en la sesión.
En el mismo sentido se pronunció Allan Culham, representante de Canadá, quien afirmó que los hechos en Venezuela «demuestran la importancia de que todas las partes entren en un diálogo respetuoso».
Los embajadores de Perú, Juan Federico Jiménez, y Panamá, Arturo Vallarino, apoyaron ese llamado al inicio de «un diálogo con el mayor respeto a los valores de la pluralidad de opiniones, la integridad personal y sobre todo los derechos humanos», en palabras del segundo de ellos.
En respuesta, el embajador venezolano Chaderton atribuyó la violencia en las protestas a una «acción desestabilizadora» contra el Gobierno, orquestada por la oposición con el apoyo de Estados Unidos, al que acusó de sufrir «una patología de estado: la adicción a la guerra y, por supuesto, a la desestabilización».
Venezuela, aseguró, «ha sido víctima del intervencionismo de EE.UU.» desde la llegada al poder del antecesor del presidente Nicolás Maduro, Hugo Chávez, y lo ha sufrido en diversas formas «salvo una invasión militar directa, para la cual ya están preparados. Ya tienen elaborada la hipótesis de guerra y esperan contar con el auxilio de algunos hipócritas venezolanos».
Chaderton acusó a la oposición y a «organizaciones de fachada instaladas en Washington» de instigar las manifestaciones a pesar de que «dos meses antes» de que comenzaran, Maduro inició un diálogo con «todos los gobernadores y alcaldes de la oposición».
Como ya denunció el lunes Maduro, Chaderton reiteró que el domingo recibió una llamada del subsecretario adjunto para América Latina del Departamento de Estado de EE.UU., Alex Lee, quien le advirtió «que nos atuviésemos a las consecuencias internacionales si llegásemos a capturar al señor Leopoldo López», el líder opositor.
«Venezuela vive una revolución democrática. Estamos pagando un alto precio por ello, y lo vamos a seguir pagando», dijo Chaderton.
El debate coincidió con una manifestación fuera de la sede de la OEA en la que decenas de personas pidieron al secretario general del organismo, José Miguel Insulza, que active la Carta Democrática Interamericana para convocar una sesión extraordinaria del organismo sobre las supuestas violaciones cometidas por el Gobierno de Maduro.
El embajador de Colombia ante la OEA, Andrés González, reiteró por su parte la preocupación expresada el martes por el presidente colombiano, Juan Manuel Santos, por el aumento de ciudadanos de su país residentes en Venezuela que han sido deportados.
«Durante el año pasado fueron deportados 2.500 colombianos, y en lo que va de este año se han contabilizado más de 550 deportaciones», aseguró González.
Durante la sesión, los representantes de Ecuador, Bolivia, Nicaragua y Argentina expresaron su apoyo al Gobierno de Venezuela ante lo que definieron como «maniobras desestabilizadoras» o «intentos de golpe de Estado modernos». EFE