Por su lucha contra la dictadura y el comunismo de Fidel Castro, es considerado por muchos como el padre de la democracia en nuestro país y uno de los principales artífices de la consolidación del sistema bipartidista en la Venezuela del siglo XX
Edda Pujadas / Twitter: @epujadas
“Solicitaremos cooperación de otros gobiernos democráticos de América para pedir, unidos, que la Organización de Estados Americanos excluya de su seno a los gobiernos dictatoriales porque no sólo afrentan la dignidad de América, sino también porque el Artículo 1 de la Carta de Bogotá, acta constitutiva de la OEA, establece que sólo pueden formar parte de este organismo los gobiernos de origen respetable nacidos de la expresión popular, a través de la única fuente legítima de poder que son las elecciones libremente realizadas”.
Con estas palabras, al juramentarse en su cargo frente al Congreso de la República, en febrero de 1959, Betancourt dejó clara su perspectiva política, proclamando lo que se conoció como la Doctrina Betancourt. Esta proclama se entiende como un instrumento de protección a los regímenes democráticos.
Betancourt rechaza la constitución de gobiernos no democráticos o ilegítimos, que tiene su significado en la ruptura de relaciones diplomáticas con aquellos países dictatoriales y proclama la alianza con aquellos que practiquen una política democrática en sus pueblos.
Bajo la acción de la Doctrina Betancourt, Venezuela mantuvo buenas relaciones con los gobiernos democráticos, especialmente con los de John F. Kennedy en Estados Unidos, Luís Muñoz en Puerto Rico, Adolfo López en México y Alberto Lleras en Colombia. A su vez, cortó relaciones diplomáticas con los gobiernos de España, Cuba, República Dominicana, Argentina, Perú, Ecuador, Guatemala, Honduras y Haití. Más tarde, el presidente Rafael Caldera rechazó la doctrina, argumentando que ésta había aislado a Venezuela del mundo.
Político por convicción
Hijo de padre isleño, Don Luis Betancourt y madre venezolana, Virginia Bello, nació en Guatire el 22 de febrero de 1908. En 1924 ingresa al Liceo Caracas, donde funda y dirige a varios grupos estudiantiles. Ingresa a la Universidad Central de Venezuela en 1926 y entre sus condiscípulos se encontraban personajes como Jóvito Villalba, Raúl Leoni, Armando Zuloaga y Miguel Acosta Saignes, entre otros, que formarían la llamada “Generación del 28”.
En 1928, Betancourt forma parte del grupo que intenta dar un golpe de Estado fallido contra Juan Vicente Gómez. Tras el resultado de la alzada, abandona el país y comienza su primer destierro en Curazao. En 1931 funda en Colombia, la Alianza Revolucionaria de Izquierdas (ARDI).
Luego de la muerte de Gómez, regresa a Venezuela en febrero de 1936. Con la colaboración de Alberto Adriani y de Mariano Picón Salas funda el Movimiento de Organización Venezolana (ORVE), que luego se convertiría en el Partido Democrático Nacional (PDN), para finalmente formar Acción Democrática (AD).
El 13 de marzo de 1937, Eleazar López Contreras decreta la expulsión del país de 37 dirigentes, entre ellos Betancourt. En 1940, finalizando del gobierno de López Contreras y habiéndose cumplido el término de su expulsión, regresa a Venezuela, promoviendo de inmediato la candidatura simbólica de Rómulo Gallegos con el fin de oponerla a la oficialista representada por Isaías Medina Angarita. No obstante, en mayo de 1941, el Congreso Nacional elige a este último como Presidente de la República para el período 1941-1946.
Llegó por primera vez a la presidencia en 1945 como miembro de la Junta Revolucionaria de Gobierno que asumió el poder tras un golpe de Estado militar que derrocó a Isaías Medina Angarita e inicia sus verdaderas transformaciones democráticas, al promover una constitución que declaró el sufragio universal y procedió a acelerar el cambio de la política petrolífera con su partido para el bien común de los venezolanos, labor que fue continuada luego por Rómulo Gallegos.
Al exilio
Luego del golpe de Estado al gobierno de Rómulo Gallegos en 1948, se vio obligado a salir de Venezuela. Por casi una década, desde 1949 a 1958, Betancourt tuvo que vivir fuera de su patria, en un exilio que él mismo calificara como vivir en “un cuarto en un hotel barato”. Sin embargo, esos años de exilio fueron de intensa actividad. Escribió en diarios y revistas de circulación continental, mantuvo contactos clandestinos con su partido Acción Democrática y orientó la lucha contra la Junta Militar de Venezuela.
Presidente de la República
A principios de 1958, el gobierno de Marcos Pérez Jiménez fue derrocado y se estableció un gobierno de transición cívivo-militar. Betancourt regresó a Venezuela para presidir Acción Democrática y en las elecciones de diciembre del mismo año resultó electo Presidente de la República.
De su gobierno destacan la creación de la Corporación Venezolana de Petróleos (CVP), para supervisar la industria nacional de petróleo y la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP), el cártel petrolero internacional que Venezuela estableció en alianza junto con Kuwait, Arabia Saudita, Iraq e Irán.
Inauguró algunas obras públicas que el anterior gobierno de Marcos Pérez Jiménez había adelantado pero que no logró concluir, como el Puente General Rafael Urdaneta sobre el Lago de Maracaibo. Acción Democrática redistribuyó terrenos públicos y privados improductivos con el fin de detener el declive de la producción agrícola, debido al boom petrolero.
No al comunismo
Previendo que no era el comunismo lo conveniente para su país, Rómulo Betancourt interpretó la realidad venezolana y fue estructurando un sistema político democrático, libre y policlasista. Aunque nunca tuvo intención de perpetuarse en el poder, trató de que sus ideas se perpetuaran en el tiempo, dejando a Venezuela un régimen que, aunque imperfecto y mal empleado por muchos, garantiza a todos los venezolanos el más sagrado de los derechos: la libertad