Moscú otorgó refugio al expresidente ucraniano prófugo Viktor Yanukovych, señalaron medios estatales. Se dice que está atrincherado en una lujosa residencia del gobierno y que planea dar una conferencia de prensa el viernes cerca de la frontera ucraniana
Pistoleros enmascarados irrumpieron el jueves en el Parlamento de la estratégica región de Crimea mientras aviones de guerra rusos patrullaban las fronteras, al tiempo que el gobierno recién formado de Ucrania prometió evitar una escisión nacional con el firme respaldo de Occidente.
Las emociones generadas por estos acontecimientos potencialmente peligrosos hacen pensar en las tácticas de la Guerra Fría.
Moscú otorgó refugio al presidente ucraniano prófugo Viktor Yanukovych, señalaron medios estatales. Se dice que está atrincherado en una lujosa residencia del gobierno y que planea dar una conferencia de prensa el viernes cerca de la frontera ucraniana. Mientras los gatilleros enmascarados vestidos con uniforme militar camuflado erigían el letrero «Crimea es Rusia» en la capital provincial, el primer ministro interino ucraniano declaró que el territorio del Mar Negro «ha sido y será parte de Ucrania».
El agravamiento del conflicto hizo que las finanzas del país cayeran aún más, lo cual impulsó a los líderes occidentales a preparar un paquete financiero de emergencia.
Yanukovych, cuyo acercamiento con Moscú desató tres meses de protestas a favor de una Ucrania pro-europea, finalmente huyó en helicóptero el fin de semana pasado y sus aliados lo abandonaron. La humillante salida fue un severo golpe al presidente ruso Vladimir Putin, quien estaba celebrando sus preciados Juegos Olímpicos de Invierno pese a tener el drama ucraniano en mente. El líder ruso ha soñado desde hace mucho con jalar más a Ucrania —donde viven 46 millones de personas y es considerada la cuna de la civilización rusa— hacia la órbita de Moscú.
Para los países vecinos, la idea de que Ucrania se divida en dos evoca siglos de conflicto sangriento.
«Los conflictos regionales comienzan de esta forma», dijo el canciller polaco Radoslaw Sikorski, al tiempo que advirtió que la confrontación es «un juego muy peligroso».
El Kremlin ha prometido respetar la integridad territorial de Ucrania. Pero al enviar aviones de guerra el jueves a vigilar las fronteras y ordenar ejercicios militares de unos 150.000 soldados rusos —casi toda su tropa en la parte oeste del país— muestra una fuerte determinación para no perder a Ucrania frente a Occidente.
Los dramáticos acontecimientos del jueves representan un desafío inmediato para las nuevas autoridades ucranianas, las cuales están eligiendo un nuevo gobierno para un país dividido entre las lealtades a Rusia o a Occidente. Crimea, capturada por las fuerzas rusas en el siglo XVIII bajo el mandato de Catalina la Grande, llegó a ser la joya de la corona rusa y luego del imperio soviético.
Mientras tanto, Oleksandr Turchinov, que asumió como presidente interino después de la fuga de Yanukovich, calificó la ocupación de edificios del gobierno en Crimea como «un crimen contra el gobierno de Ucrania» y advirtió que cualquier incursión de las fuerzas rusas fuera de su base en Crimea «será considerada una agresión militar».
«Personas no identificadas con armas automáticas, explosivos y granadas han ocupado los edificios del gobierno y del Parlamento en la región autónoma de Crimea», dijo. «He impartido órdenes a los militares para que usen todos los métodos necesarios para proteger a los ciudadanos, castigar a los criminales y liberar los edificios».
En Kiev, los legisladores eligieron a Arseni Yatseniuk como primer ministro. El funcionario de 39 años fue ministro de economía, canciller y presidente del Parlamento antes de que Yanukovich asumiera en el 2010, y se le considera un tecnócrata reformista que disfruta del apoyo de Estados Unidos.
Yatseniuk dijo que el futuro de Ucrania yace en la Unión Europea, pero con relaciones amistosas con Rusia.
AP