¿Qué sustento tiene decir que toda protesta es una legítima movilización popular si se hace contra un gobierno «de derecha», pero que es un intento desestabilizador instigado por el fascismo y la CIA cuando se hace contra uno «de izquierda»?, publicó el portal Infobae.
Llaman la atención las contradicciones de presidentes como Dilma Rousseff, que sufrió en carne propia la represión salvaje de la dictadura brasileña, o Cristina Kirchner, que se define a sí misma como una luchadora por los derechos humanos. No sólo no pidieron explicaciones a Nicolás Maduro por los ataques conjuntos de bandas armadas y de la Guardia Nacional que ya mataron a más de 10 estudiantes en Venezuela, sino que ratificaron el apoyo a su gobierno.
Aunque en ese caso podría argumentarse que lo hacen por conveniencia. «La actitud de los presidentes de izquierda podría ser decepcionante para mucha gente. Algunos de ellos fueron víctimas de violaciones a los derechos humanos, y los que no, eran defensores. Pero cuando llegan al poder se convierten en agentes económicos al servicio de las empresas de sus países. Han dejado de pensar en la importancia de la democracia para favorecer a los empresarios de sus países», dice a Infobae el sociólogo Carlos Raúl Hernández, profesor de la Universidad Central de Venezuela.
¿Pero cómo se explica que intelectuales sin la responsabilidad de gobernar incurran en la misma contradicción? Camila Vallejo es el mejor ejemplo.
Como líder estudiantil lideró masivas protestas en Chile contra la administración de Sebastián Piñera, en reclamo de educación gratuita, y condenó severamente los intentos del Estado por reprimirlas. Sin embargo, en estos días calificó a las movilizaciones de estudiantes venezolanos como parte del «mismo guión golpista de 2002», y no hizo referencia a la represión estatal y paraestatal, que fue mucho más cruenta que la sufrida por los chilenos.
«El caso de Camila Vallejo es elocuente -continúa Hernández-. En Venezuela han asesinado a 15 personas, de las cuales 13 están vinculadas a la lucha estudiantil, y ella no ha dicho una palabra. Esto demuestra que hay un sector de la izquierda que no cree realmente en los derechos humanos, y que los utiliza como bandera, pero luego construye regímenes autoritarios».
La izquierda dividida
El histórico dirigente político venezolano Teodoro Petkoff, ex militante del Partido Comunista y fundador del Movimiento al Socialismo, explica que en Venezuela la izquierda está dividida. «Una parte apoya al Gobierno, y convalida las actuaciones represivas», cuenta, en diálogo con Infobae