****Dejar la hipocresía, la intolerancia, la malcriadez, la falsedad y las agendas ocultas, que sí responden a intereses foráneos en ambos grupos, ya no es un tema de paz, sino de estrategia política. Cada quien está dejando ver sus costuras, y somos los ciudadanos los que pronto sabremos que traje vamos a coser
Luego de casi siete horas de cadena nacional en la Conferencia Nacional por la Paz, está claro que un llamado a la paz sin contenido real y compromisos firmes con agenda para cumplir, no tiene sentido
En estos días la palabra más utilizada es la paz. Con o sin carnavales, las circunstancias país son las mismas, entre muchas una más marcada polarización llena de odio y de ofensas por representantes de ambos bandos políticos y sus seguidores, también radicales.
Luego de casi siete horas de cadena nacional en la Conferencia Nacional por la Paz, está claro que un llamado a la paz sin contenido real y compromisos firmes con agenda para cumplir, no tiene sentido. Por unas horas desaparecieron las nauseabundas y constantes calificaciones de: golpistas, nazistas, oligarcas, capitalistas, comunistas, fascistas, castristas, dictadores, imperialistas, entre otras cosas que degradan y entristecen el nivel político de la disputa.
Aprovechar los espacios
Yo sí creo en el diálogo. Quizá el rol que he despeñado en mi visión de partes en conflicto ante un problema común, me permite ver la vida en esa forma: entre dos partes que argumentan, contra argumentan, ceden, acuerdan y triunfan ante una única verdad. Puede ser un inicio para elevar la disputa política de nivel y no de bachilleres en conflicto por una novia común: La silla de Miraflores.
A quienes no acuden a una reunión como esa pareciera no importarles tantos minutos de participación en una cadena… ¿por qué desperdiciar un espacio donde de frente, con todos tus argumentos, ante tu “contrincante” puedes decir muchas verdades, desarmándolo inclusive pública y masivamente? No creo en la premisa que dialogar te deslegitima. Dialogar no es convalidar, tampoco es apoyar, menos aún ceder sin condiciones, es simplemente oír, aunque ya sepas lo que van a decir, y hablar para que te oigan los partidarios del otro, a quienes nunca les llega tu mensaje porque no tienes capacidad real y mediática para hacerlo llega.
Lo que propongo
Como no tengo la oportunidad de llegar a Miraflores y tomar cinco minutos de la palabra, por acá envío mi propuesta. Si alguien la quiere debatir, estoy dispuesta, quedarme callada no es una de mis características:
1.-Una agenda de paz no se habla, se escribe.
Se debe empezar por plasmar en blanco y negro puntos de discordia sobre los cuales se deben tomar decisiones. Sin una agenda de consenso no puede haber diálogo. Los asuntos deben ser los grandes temas sociales y políticos, no si hay o no carnavales. Esa agenda no debe pasar de 10 puntos claves en los que sí se pueda logar una negociación que se traduzca en democracia y beneficios sociales. Temas comunes para agenda sobran por ejemplo seguridad y abastecimiento. Sin vida y sin comida, la paz es una utopía.
2.-Compromiso real de dejar de lado el discurso que divide, que castiga, que ofende, que irrita.
Hay voceros de ambos lados que producen mucho odio, mucha ira que se traduce en más frustración ciudadana. Muchos se olvidan que hay un país del medio agotado de ambos. Reconocer la existencia de otro, aun adverso, implica respetarlo, y respetarlo es no calificarlo peyorativamente.
3.- Sin justicia no hay paz.
Mientras los Poderes Públicos sigan luciendo complacientes, sumisos, y pidan aplausos para el Ejecutivo, no podrán verse como autónomos y por ende no garantizarán justicia. La justicia implica hacer responsables a quienes lo sean, de un bando o del otro. Debe convocarse a la elección de nuevas cabezas del Poder Moral: Fiscalía, TSJ, Defensoría del Pueblo y Contraloría General. Sus períodos no solo están vencidos, sino que están desgastados por críticas, omisiones y sucesos que aún no tienen respuesta. Incluso para el Poder sería una gran oportunidad, desde el punto de vista de la comunicación política.
4.-Uno de los clamores es la revisión de algunas detenciones, con una agenda sincera, libre de interpretaciones.
Debe crearse una comisión para esto. Estoy segura que dentro del oficialismo hay quienes piensan no sólo que es posible, sino que es necesario para bajar algunas presiones nacionales e internacionales. Es una importante muestra de lo que significa ceder.
5.-Exigir sanciones reales a todos los responsables de las muertes ocurridas en los últimos días.
No se puede dividir la muerte de los opositores, de la muerte de los oficialistas. No puede doler más la muerte de la madre de un camarada por una guarimba, que la muerte de una estudiante por un perdigón o viceversa. Ni para unos, ni para otros puede ser jamás despreciable la muerte de un VENEZOLANO. Sí hay violación de Derechos Humanos, eso nadie lo puede ocultar, y deben ser sancionados. Sin una sanción real, estaremos enquistando la tortura y los tratos inhumanos como forma de acción policial. La imagen de la manifestante del estado Carabobo brutalmente golpeada por una funcionaria de orden público no puede ser jamás convalidada por el poder porque será una causa de deslegitimación. También debe exigirse que no se etiquete a todas las fuerzas públicas bajo el mismo discurso, es decir no todos son violadores de Derechos Humanos, no todos son asesinos.
6.-Debe incluirse en la agenda el tema de los medios de comunicación.
Ni censura, ni autocensura, ni transmisión excesiva de violencia, ni menos pretender que un medio privado se convierta en un partido o en un operador político. Debe evitarse todo tipo de presión directa o indirecta sobre los medios y establecer un guión que no lesione derechos de nadie. Entre esos temas el asunto de divisas para adquisición de material es un tema obligado, para que sinceremos las causas y las consecuencias.
7.-Las Ongs de Derechos Humanos deben participar en la paz.
No he visto a ninguna de ellas en reuniones o en actividades que impliquen incidencia directa sobre el Poder. Deben no sólo ser convocadas, sino exigir ser involucradas. Omitir su participación es alejarse de un mediador objetivo nato.
8.-Hay que constituir un grupo minúsculo con voceros de ambos, junto con un mediador, preferiblemente académico sin tendencia subjetiva.
Esos voceros jamás podrán ser los radicales ya reconocidos de ambos, el diálogo allí sería imposible. Deben estar en capacidad de ceder sus vocerías en cabezas frías que puedan escuchar, y permitirse espacios comunes de encuentro.
9.-Los artistas, deportistas y demás representantes del arte deben organizarse.
Hace ya una semana se puso una propuesta sobre la mesa de artistas de ambas tendencias, de esto hay avances importantes.
10.-Deben acabarse de inmediato las guarimbas y los ataques desmedidos de las fuerzas públicas.
Cada quien debe asumir su inadecuado falso liderazgo en esos grupos. Con grupos radicales en confrontación física la paz es imposible. Si no se pasa de una cadena donde hubo respeto y tolerancia, en algunos, no podemos avanzar.
Para que te defiendas
Mónica Fernández
Twitter: @monifernandez