Uno de los tratamientos para las fracturas de hueso es colocar una placa o tornillo a fin de ayudarlo a sanar. Pero, ¿qué pasa cuando se trata de la cara o hay complicaciones con el material implantado?
Esta fue la pregunta que se hicieron investigadores de la Universidad de Tufts, en Massachusetts, Estados Unidos.
Necesitaban buscar un material que tuviera la firmeza necesaria para reparar un hueso, pero que no fuera tan inflexible como los dispositivos de metal que durante décadas se han usado.
Tenía que mantener la estabilidad estructural a altas temperaturas o bajo otras condiciones extremas, además de poder esterilizarse.
Estas propiedades, y otras más, las encontraron en la seda. Así fue como el equipo de científicos creó tornillos y placas 100% de seda.
Los probaron primero en el laboratorio, para después pasar a roedores. En total hicieron 28 implantes de tornillos en ratas. Se hicieron exámenes a las cuatro y ocho semanas después del implante.
«Ningún tornillo falló durante la implantación», dijo David Kaplan, uno de los jefes de la investigación, en el sitio de la Universidad de Tufts.
Seda sólida
Durante mucho tiempo la seda se ha usado para las suturas. Más recientemente se ha comenzado a emplear en implantes médicos, y este grupo de expertos ya la había utilizado para crear esponjas, fibras y espuma quirúrgicas.
Pero hasta ahora la seda no se había usado para crear material médico sólido, como el necesario en la fijación de fracturas.
Los metales que se usan comúnmente tienen la desventaja de que pueden causar estrés en el hueso, suponen un riesgo de infección o incluso pueden provocar una fractura durante el proceso de sanación, lo que supone someter al paciente a una segunda operación.
En cambio, la seda, además de tener una estructura más parecida al hueso, se reabsorbe en el cuerpo y -quizás lo más importante según los expertos- se le puede colocar antibióticos que sirvan para prevenir una infección.
«El futuro es muy emocionante», le dijo Kaplan a la BBC. «Tenemos la visión de toda una gama de dispositivos ortopédicos para reparar huesos basados en esto, desde placas y tornillos hasta casi cualquier tipo de elemento que puedas imaginar, sobre todo cuando no quieres que quede material en el cuerpo».
El equipo de Kaplan fabricó tornillos con una seda apta para la medicina a partir de moldes especialmente diseñados. El material resultante se puede cortar con una máquina en diferentes tamaños.
Una vez hechos estos pequeños tornillos, se implantaron en las extremidades traseras de las ratas. Hacia el final del estudio, la seda se estaba empezando a disolver. «Estos (tornillos de seda) no interfieren con los rayos X, no disparan las alarmas y no causan sensibilidad al frío», afirmó Kaplan.
Otras de las ventajas de este material es que no se ve en los rayos X, lo que -según el experto- puede ayudar a los cirujanos a ver cómo va progresando la fractura en el período posoperatorio, sin metales que le tapen la vista.
El siguiente paso para estos investigadores es probar los dispositivos en animales más grandes, requisito en Estados Unidos para dar el salto a las pruebas clínicas.