Dentro de las libertades que tiene Max en su vida está el de escoger su propia ropa, siempre y cuando sea lo suficientemente abrigadora para el invierno
Max Price es un niño inglés sano y feliz de un año de edad. Durante la mañana viste una camisa a cuadros roja y unos jeans oxidados, y juega con una moto de plástico en el living de su casa junto a sus padres. Sin embargo, después de almuerzo ocurre una extraña transformación: Max va a su habitación y se pone un vestido azul decorado con flecos rosados que le llega hasta la rodilla. Agarra una muñeca, la sienta en un coche y la lleva a dar un paseo por la sala hasta que se sienta y pretende darle pecho. Más tarde organiza una improvisada fiesta de té.
Max cumple dos años a fines de febrero, vive en la ciudad sureña de Inglaterra de Walsall y está siendo criado bajo la técnica de “género neutro”, que se basa en que los niños se vistan, jueguen y tengan actitudes de ambos sexos.
La psicóloga infantil Maribel Corcuera explica que la cultura postmoderna ha llevado a pérdida de contacto con la naturaleza y la vida por lo que ha planteado el “género neutro”. Desde siempre se ha mostrado que hay hombres y mujeres con roles e identidades que median nuestro actuar en el mundo.
Dentro de las libertades que tiene Max en su vida está el de escoger su propia ropa, siempre y cuando sea lo suficientemente abrigadora para el invierno.
Pero no todos logran entender esta técnica de enseñanza porque cuando ven lo que hace el pequeño Max, se sorprenden e irradian una cierta hostilidad.
Un nuevo estilo de crianza
Lisa es dueña de casa y dedica tiempo completo a criar a Max. Su disposición para formarlo de esta manera nació hace un año luego de ver cómo los padres les inculcan la violencia a sus hijos. “Ellos enseñan a los niños desde pequeños a ser agresivos y dominantes sobre las mujeres”, argumenta.
Su decisión fue completamente apoyada por Martin, su marido, de 34 años. “Creo que él es más feminista que yo. Su mayor preocupación acerca de todo esto es por lo general ‘Max no tiene calzado adecuado para ir con ese vestido’”, revela Lisa.
Ellos confirman que Max ha prosperado bajo el régimen de neutralidad de género, señalando que él es capaz de armar tres o cuatro frases juntas y casi ya no usa pañales.
“Criar a un niño/niña bajo esos parámetros no es darle flexibilidad como se cree. Es entrenarlo en un nuevo rol. Esto porque las conductas que los niños tendrán en el tiempo no son las que él elija como ingenuamente se cree, si no serán aquellas que su entorno vaya reforzando socialmente a través de sonrisas o el tiempo dedicado a tener determinadas conductas que el niño/a emite”, comenta la psicóloga.
Vía La Patilla