La líder socialista propuso también una nueva Constitución, que acabe con la impuesta en 1980 por la dictadura de Pinochet
CHILE. En estos momentos se realiza el acto de toma de posesión de la Presidencia de Chile por parte de Michelle Bachelet, quien ejerce el cargo por segunda vez.
La socialista Michelle Bachelet asume este martes la Presidencia de Chile para los próximos cuatro años, en su retorno al poder después de un primer periodo (2006-2010), prometiendo liderar profundas reformas educacionales, económicas y políticas.
Sus promesas despertaron altas expectativas en un país con un alto crecimiento económico pero que arrastra una gran desigualdad social.
Bachelet, de 62 años, será investida al mediodía en la sede del Congreso en el puerto de Valparaíso (120 km al oeste de Santiago), en una ceremonia simbólica: la senadora Isabel Allende, hija del depuesto mandatario Salvador Allende, le entregará a su compañera de partido la banda presidencial.
Allende se convirtió este martes en la primera mujer en presidir el Congreso chileno, un puesto que su padre ocupó tres años antes de llegar al poder, en 1970, y desde el cual fue depuesto por Augusto Pinochet, el 11 de septiembre en 1973.
El saliente presidente derechista, Sebastián Piñera, abandonó entre aplausos el palacio presidencial para dirigirse al Congreso chileno.
Antes de abandonar la casa de Gobierno, Piñera afirmó que se va «con la cabeza en alto», porque está seguro de que su gobierno le entrega a Bachelet «un Chile que es un mejor país del que teníamos hace cuatro años».
Piñera, un multimillonario empresario que al asumir en 2010 rompió con dos décadas de hegemonía de gobierno de centro izquierda, deja el cargo con un 50% de popularidad y un promedio de crecimiento económico del 5.4%.
Promesas de cambio
Bachelet ganó la reelección tras imponerse en segunda vuelta a la derechista Evelyn Matthei, con un 62% de los votos, tras prometer profundas reformas sociales.
En educación, propuso gratuidad a nivel universitario en seis años y acabar con el lucro en colegios privados que reciben subvención del Estado, donde estudian la mayoría de los escolares chilenos, y que se han convertido en una ingente fuente de recursos para sus dueños.
Las dos medidas son los mayores reclamos que estudiantes chilenos han exigido en las multitudinarias protestas callejeras que se iniciaron en 2011.
Por ahora, no obstante, los estudiantes miran con desconfianza las promesas de Bachelet y anunciaron que seguirán sus protestas.
Para financiar la reforma educativa, Bachelet planteó también una ambiciosa reforma tributaria que busca recaudar 8.200 millones de dólares (3% del PIB)
La líder socialista propuso también una nueva Constitución, que acabe con la impuesta en 1980 por la dictadura de Pinochet, contenedora aún según ella de importantes «cerrojos» antidemocráticos.
Agencias