La represión que ejerce el gobierno empleando la GN, la PNB contra los manifestantes es absolutamente desproporcionada, desnuda a un régimen que lejos de cumplir con la Constitución se coloca al margen de ella
Noel Álvarez *
Twitter: @alvareznv
La frase “candelita que se prenda, candelita que se apaga», no es la que esperábamos los venezolanos por parte del primer mandatario para referirse a las protestas. No es hablando de candela como se puede atender el descontento de una parte de la ciudadanía, como tampoco lo es montar de un día para otro una Comisión para la Paz, donde participa un grupo de personas, pero no todos son representativos de los sectores del país. Confirma mi criterio que las manifestaciones no han mermado, la infeliz frase en vez de calmar los ánimos los ha exacerbado, ese no es un llamado a la paz por parte del Ejecutivo y al cese de la violencia como expresó la Fiscal General de la República. Maduro debe entender que gobierna para todos los venezolanos, que todos merecemos respeto, y eso pasa por dejar de fomentar el odio y la división. Al momento de escribir este artículo, el estudiante Daniel Tapia fue asesinado en San Cristóbal cuando presuntos colectivos armados pasaron en moto disparando.
La represión que ejerce el gobierno empleando la GN, la PNB contra los manifestantes es absolutamente desproporcionada, desnuda a un régimen que lejos de cumplir con la Constitución se coloca al margen de ella. El amedrentamiento por parte de motorizados, colectivos o paramilitares que actúan contra la población civil sin que las fuerzas de seguridad del Estado lo impidan, es inaceptable. Los atropellos y detenciones a personas inocentes, las denuncias de torturas, el uso desmedido de la fuerza pública, constituyen delitos de lesa humanidad. El Estado venezolano debe cumplir con lo establecido en la Carta Magna, garantizar la vida a los ciudadanos, respetar el derecho a la protesta, actuar cuando haya violencia, utilizando métodos de persuasión.
Lo que sucede tiene varias aristas, una de ellas es la cantidad de personas que están afectadas sin estar involucradas en los sucesos. Me refiero a los que sin estar protestando son víctimas de la violencia, a los que van caminando por la calle y son sorprendidos por los enfrentamientos y pese a ser inocentes son detenidos. Me coloco en los zapatos de las familias que están en sus hogares ubicados cerca de lugares donde se producen las manifestaciones, niños, mujeres, hombres, ancianos, que viven en zozobra, que reciben el efecto de los gases, perdigones, que no pueden salir aunque tengan una emergencia. La violencia, la irracionalidad, el abuso tiene un costo político, social, económico. El rol de un Jefe de Estado es establecer puentes para el diálogo con todos los sectores, sin condiciones, creo que aún estamos lejos de alcanzarlo. Maduro debe comenzar por reconocer que gran parte del país protesta por la escasez, la inseguridad, la impunidad, mientras no lo haga no habrá paz.
* Coordinador Nacional de “Gente” Generación Independiente