Debido a la situación de angustia que han vivido los habitantes de la urbanización Los Ruices desde el 6 de marzo, han reforzado la seguridad creado grupos de vigilancia ya que temen ser víctimas de los grupos armados
En Los Ruices nadie quiere hablar. Efectivos de la Guardia Nacional Bolivariana controlan la entrada y salida de personas en al menos diez edificaciones de la zona, que a juicio de los vecinos enfrenta una especie de toque de queda, que tiene de manos atadas a quienes buscan manifestar su descontento pacíficamente.
Aunque algunos aseguran que los efectivos militares buscan defenderlos de los motorizados armados que acechan el área, buena parte de ellos coincide en que es una estrategia gubernamental para evitar que los manifestantes continúen en las calles.
Por esto, vecinos que se han percatado de situaciones que califican de irregulares, decidieron crear grupos de vigilancia, en donde cada piso se asigna su horario de guardia para evitar “actos vandálicos por grupos colectivos que amenazaron con volver a la urbanización”.
Antecedente
La situación actual tiene su antecedente el pasado 6 de marzo, cuando en un enfrentamiento entre vecinos y colectivos por escombros en las calles de Los Ruices, resultó con la muerte de dos personas: José Gregorio Amaris Castillo, de 25 años, quien trabajaba como mototaxista y era integrante de uno de esos grupos identificados con el oficialismo; y el sargento de la GNB Acner Isaac López Lyon, de 21 años.
Desde ese día, refieren habitantes de la zona, que integrantes de colectivos amenazaron con “vengar” la muerte de su compañero.
“Vecinos no quieren
más violencia”
«Los Ruices parece un escenario de guerra. Estamos en medio de dos fuerzas de represión: La Guardia Nacional y los colectivos armados. Somos la presa de dos cazadores», declaró Pablo Pinto, de la residencia San Francisco.
Jorge Barroso, presidente del Concejo Municipal de Sucre, informó que, “hay grupos desarmados que han ido a intimidar a nuestros vecinos de Los Ruices, hemos hecho un recorrido y la zona se encuentra totalmente militarizada, entran a los edificios, allanan por donde quieran, el que entra lo revisan y le preguntan para dónde va. Esto que está pasando es triste y rechazamos contundente esas agresiones que han estado recibiendo los habitantes”, aseguró.
Asimismo, Juan Carlos Vidal, concejal del municipio Sucre, manifestó que, “genera suspicacia como surgieron esos hechos, justamente cuando los medios estaban reflejando el cansancio de la guardia y extrañamente suceden estos actos, los vecinos son pacíficos, ya no quieren más violencia. Cómo es posible que se esté pagando para apagar candelitas, pedimos que sean sancionados los responsables. Permanentemente los vecinos han estado recibiendo amenazas y nosotros queremos hacer responsables al gobierno nacional”, aseguró.
La violencia, la represión y las supuestas amenazas de parte de funcionarios son los principales temores de quienes hacen vida en esa zona del Este; las familias temen que el control militar se extienda. También consideraron que es una violación a los derechos humanos y la libertad de expresión.
Amenazas
En la red social Twitter abundan las denuncias de presuntos “sapos” en Los Ruices, después de que hace tres días, motorizados presuntamente custodiados por la PNB generaran daños a la propiedad privada, alegando que levantarían barricadas que habían colocado los vecinos de la zona y que dejaron como saldo un GNB y un motorizado muertos, así como 12 detenidos.
Judith Jiménez, vecina del sector, aseguró que “la situación en Los Ruíces ha sido horrible, en el sentido de la represión brutal que han tenido efectivos hacia los vecinos y jóvenes. Los camiones de la guardia han interceptado llamadas y se mantienen con binoculares vigilando nuestras residencias”, afirmó
La militarización de la zona es total. Desde sus balcones, los vecinos de la calle B han visto a los guardias nacionales usando binoculares para vigilar los edificios. Vecinos aseguran ver recorrer un camión de la GNB con una cámara giratoria en el techo que filmaba las ventanas de las residencias de la calle A.
«Hay muchas amenazas y rumores de que viene una arremetida de los colectivos en la madrugada y eso nos tiene muy tensos», dijo Soni Guerrero, vecina del sector.
Refuerzo vecinal
Hay edificios, como la residencias Los Cortijos, que reforzaron sus puertas con cadenas y candados por temor a los colectivos y a la Guardia. La calle María Auxiliadora que acostumbraba estar llena de carros ahora luce despejada.
«Mucha gente se estaciona en esta calle, pero ahora desaparecieron casi todos, a la gente le da miedo y la situación es muy tensa tenemos miedo a cualquier hora», dijo Miguel González, habitante del sector.
Ante esa situación, algunos residentes también improvisaron asambleas para buscar una alternativa que les permita continuar con las manifestaciones pacíficas. Elizabeth Rivas, de Residencias Miranda, se sabe en todo su derecho, pues asegura que no dejarán las calles. «Nos están violando nuestro derecho al libre tránsito, de salir a la calle y manifestar nuestro descontento con el Gobierno», afirmó.
Shirley Zambrano