… No se le puede pedir peras al olmo ni mangos a un cañaveral.
Cesáreo José Espinal Vásquez
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Dialogar significa conversar para llegar a entendimientos comunes, bien por mediación o por cualquiera de las vías alternas para la solución de conflictos y en definitiva llegar a la conciliación que es “convivencia en paz”.
Se dialoga entre personas o Estados inmersos en fundamentos legales, sociales, religiosos o políticos de su misma naturaleza. No se puede conciliar piedras y oros por ser en si mismas, excluyentes.
Recuerdo la fábula de Esopo, la del sapo y el alacrán. Un día el alacrán tenía que pasar un río de un lado a otro y le pidió al sapo que lo pasara sobre su lomo. El sapo le contestó que no lo haría porque lo picaría con su ponzoña. El Alacrán, muy hábil en su diálogo, le contestó: te lo juro que no te mataré. Ayúdame y así, conciliamos. El sapo aceptó y en el medio de la travesía, el alacrán lo picó con su agujón. El sapo, se sorprendió y le dijo: por qué lo hiciste, si habíamos dialogado y conciliado y ahora vamos a morir lo dos. El alacrán, le contestó: lo lamento, lo hice porque es mi naturaleza. En conciliación no existen perdedores ni ganadores.
Conciliar es advenir, ponerse de acuerdo mediante el diálogo, o sea, conversando para la solución de algún problema, de puntos de vista, de entendimientos que sean comunes pero necesariamente de su misma naturaleza. Es así, que no puede pedirse al olmo que de peras ni a un cañaveral, mangos. Ni a zamuros que coma alpiste.
En política, existen profundas divergencias entre el comunismo y la democracia, entendiéndose en sus exactos conceptos. El comunismo niega la propiedad privada, propicia el odio de clases, es estatista y de revolución permanente. La democracia, es el libre desenvolvimiento de la personalidad, en pensamiento y de evolución permanente. El comunismo, es estático. La democracia, es perfectible.
Siempre habrán posibilidades para diálogo y conciliación en sus más amplios fines de bien común, seguridad y justicia en un Estado de Derecho Justo, pero es sumamente difícil el diálogo efectivo y congruente para la conciliación política entre el comunismo y la democracia, por no ser de su misma naturaleza, salvo que se deje a un lado la expresión marxista de que “el fin justifica los medios”.
Marx en 1948, desdeñó del socialismo de Robert Owen en 1836, como socialismo utópico, porque el ideal social debía buscarse mediante la revolución permanente concentrando todo en el Estado todo poderoso, para que al final acabar también con el Estado y construir una sociedad comunitaria y proletaria. El Estado Comunal. En este sentido político del comunismo por más diálogos que pueda celebrarse, la posición sistemática del socialismo marxista comunista nunca variará, para conciliar, por lo que, se debe ir al substrato de la conciencia del pueblo, mejor dicho, de la gente, para que se pueda diferenciar entre democracia humanista de evolución y perfectible y el socialismo comunista, de revolución permanente, estatizante y tiránico.