El gobierno aplazó otra semana la entrada en vigor del nuevo mercado cambiario que anunció hace más de un mes con la idea de controlar el valor del «dólar negro», en un contexto de inflación y escasez, principales causas de las protestas contra Nicolás Maduro que dejan 31 muertos.
«Las operaciones del Sicad 2 -nuevo sistema cambiario- van a iniciar el lunes 24 de marzo (…). Este sistema va a derrotar al dólar paralelo que tanto daño le ha hecho a la economía», dijo el jueves el vicepresidente venezolano del Área Económica, Rafael Ramírez.
Es la tercera vez en poco más de un mes que el ministro anuncia el inicio de las operaciones de este nuevo sistema -del que el gobierno viene hablando desde septiembre- que flexibiliza el acceso a divisas para personas y empresas privadas, que podrán adquirirlas en efectivo o a través de bonos y otros títulos, bajo la supervisión del Banco Central de Venezuela (BCV).
Se esperaba que comenzara operaciones este jueves, luego de dos anuncios previos tras la publicación de sus normas de funcionamiento. Pero el gobierno lo pospuso por «ajustes técnicos».
Los analistas consideran que el Sicad 2 o «mercado permuta» podría dar un respiro a una economía bajo un férreo control cambiario desde 2003, que soporta una inflación anualizada de 57,3%, la más alta de América Latina y una escasez de productos y alimentos básicos de 28%.
Pero la escasez de divisas -que ha hecho disparar el dólar parelelo-, los 13.000 millones de dólares que el gobierno adeuda a las empresas, la fuerte caída de 9.000 millones de dólares en sus reservas internacionales y el hecho de que el ministro no revela el monto de divisas que se inyectarán con este sistema, levantan dudas sobre su verdadero impacto en la economía.
Tampoco se ha precisado cuántas divisas se ofertarán cada día ni el precio de las divisas en este mercado. Funcionará, según Ramírez, también ministro del Petróleo, al ritmo de la «oferta y demanda» y sin límite para cada operación.
«Este retraso puede generar mayores niveles de escasez y profundizar la crisis económica y cambiaria que atraviesa Venezuela», aseguró a la AFP el economista Jesús Casique.
«Si el Sicad II no satisface toda la demanda de dólares, el mercado paralelo va a continuar en Venezuela y será prácticamente imposible eliminarlo. Veo difícil que se vayan a resolver los problemas económicos», sentencia Casique.
Golpe al paralelo
A sólo días del anuncio, Ramírez, responsable de gestionar los casi 100.000 millones de dólares anuales que ingresan al país por la venta de crudo, ya celebraba que «el dólar negro está bajando».
El pasado fin de semana, el presidente del BCV, Nelson Merentes, calculó que días después de anunciarse el Sicad II el dólar paralelo bajó «20 unidades de bolívares cada dólar (paralelo). Está alrededor de 70 bolívares y estaba en casi 90 bolívares».
Para Casique, la estimación «no es nada alentadora». «Estamos hablando de un diferencial cambiario bien importante. Tienes una economía a 70 bolívares por dólar y un tipo de cambio oficial de 6,30. Quien generó el mercado paralelo fue el mismo gobierno por la fuerte escasez de divisas», analiza.
Con este nuevo sistema, la vida económica venezolana sumará cuatro tipos de cambio: tasa oficial a 6,30 bolívares por dólar para importaciones prioritarias (alimentos y medicinas); tasa Sicad alrededor de 11 mediante subastas semanales para distintos sectores; la anunciada tasa del «permuta», que según expertos estará entre 30 y 40 bolívares, y la disparada tasa paralela.
La participación como ofertante en ese mercado de la estatal Petróleos de Venezuela y otras empresas públicas podría contribuir a recoger liquidez monetaria, que aumentó en 70% respecto a marzo del año anterior, y a la reducción del déficit fiscal venezolano, estimado en 15% del Producto Interno Bruto.
Sin embargo, Casique considera que parte de la solución a los desequilibrios de la economía pasa por estimular producción nacional, que reduciría la necesidad de petrodólares para importar, y la inversión extranjera directa: «En Venezuela apenas representa entre 1,5 y 1,8 del PIB, con lo que somos el país que menos inversión extranjera recibe. Estamos rezagados», dijo.
AFP