El Estado Malandro ha entendido, en la lógica del Pran carcelero, que a veces hacer cumplir la Ley puede ser un lujo cuyo costo es demasiado elevado para su propia estabilidad
Alexei Guerra Sotillo
El modelo político edificado durante los últimos 15 años en Venezuela, favorecido en el pasado por una bonanza petrolera única, la supresión de cualquier atisbo de independencia o autonomía de los poderes del Estado, y su sometimiento a un partido político
La polarización como estrategia de dominación , y la criminalización de todas las expresiones ya no de oposición, sino de libertad individual, personal o empresarial, han configurado un cuadro de erosión profunda del tejido socio-institucional del país, en el cual una élite política-militar-boliburguesa se aferra al poder del nuevo Estado, que no es socialista, no es comunal, ni revolucionario. No. Como bien lo ha bautizado Tulio Hernández, es un Estado Malandro.
En el Estado malandro no tienes que estudiar o trabajar para superarte y salir del barrio (aspiración demasiado escuálida por lo demás, no se te ocurra); con tu carnet, tu franela, tu Misión, tu Tarjeta de Racionam…perdón, de Abastecimiento Seguro, así hagas colas, así no consigas nada, tienes tu buen vivir. Además, para eso se reformó la Ley del Trabajo, para prohibirle a ese empresario chupasangre que te bote si no vas a trabajar, ¡Faltaba más! En el Estado Malandro es preferible expropiar empresas que crearlas y promoverlas. En el Estado Malandro, aunque no lo creas, todo está privatizado, porque aunque se diga que es público, como todo está controlado, regulado, congelado, llámense precios, costos, inflación, en realidad nada se consigue, y para “realmente” conseguirlo, bien sea un artículo comestible o alimento, servicio, ventaja, papel o beneficio, tienes que pagar mucho más que su precio oficial. El Estado Malandro ha entendido, en la lógica del Pran carcelero, que a veces hacer cumplir la Ley puede ser un lujo cuyo costo es demasiado elevado para su propia estabilidad. Además, en el Estado Malandro las leyes siempre favorecen al gobierno y a la “revolución”, que es como decir al pueblo mismo, y se aplican para darle cierta apariencia o “formalidad” a una justicia parcializada. ¿Impunidad? Es solo un invento imperialista y de la derecha para desviar tu atención del buen vivir. Camina, que la cola va avanzando y apenas llevamos dos horas.
¿Qué calificativo puede recibir un gobierno que califica de héroes a quienes agreden y pisotean salvajemente los derechos que según la Constitución, deberían defender? ¿Qué nombre darle al sistema impulsado por quienes se plantean, aquí y ahora, imponer a como dé lugar y al costo que sea, su visión “revolucionaria” de la vida, jugando al exterminio, segregación y degradación física y moral de quienes no aceptan o comparten el “buen vivir” socialista? ¿Democracia? A estas horas, ciertamente no lo creo.
Los héroes de la revolución no usan barba, ni vienen de la montaña. Andan en moto, arma en mano, con o sin uniforme militar, poco importa, lo mismo da. Se han sudado su heroísmo en la represión de quien disiente y manifiesta, en el vuelo de una lacrimógena, en la guerra contra las cacerolas rebeladas y sonoras, atacando Universidades, en el combate cuerpo a cuerpo contra una pancarta. Un verdadero heroísmo lacrimógeno.