Lo que está uniendo hoy a los venezolanos no es el discurso de la oposición, sino las realidades de la economía. Por eso, para dividir al pueblo, el Poder no está usando como antes los discursos y las consignas, sino la violencia y la muerte: Una gota de sangre polariza más que un millón de discursos incendiarios, y en esta lamentable espiral ya han caído más de 30 venezolanos
Como al ratón al que en un laberinto se le cierran todas las salidas y se le deja abierta sólo aquella que lo conducirá a la trampa, así se intenta arrastrar al pueblo venezolano a una espiral de muerte y destrucción muchísimo mayor que la que hasta ahora hemos padecido, para llevar al país a un estado de devastación y crimen en que la actual treintena de asesinados por la represión y la violencia parecerá, monstruosamente, “poca cosa”.
¿Quiénes son los “invisibles” promotores de la violencia?
“Infiltrados armados causan los destrozos en San Diego”, es un titular en la primera plana del diario valenciano Notitarde, basado en denuncia del alcalde interino de ese municipio, el opositor Pablo Domínguez; “Destruyen encapuchados sede del Ministerio del Ambiente”, es un titular del diario La Nación de San Cristóbal que da cuenta de un sospechoso y obviamente repudiable acto de vandalismo perpetrado contra una oficina pública… ubicada “curiosamente” en las cercanías de la Policía y del CICPC; “Grupo violento entrega material para trancar calles de Los Salias”, es el gran titular de primera plana del diario La Región, de Los Teques, que en los subtítulos informa que “los vecinos están alarmados por la presencia de un grupo de motorizados ajenos al municipio que acarrean materiales -gasolina, clavos, mangueras- para impedir el libre tránsito”…
¿Quiénes son las víctimas?
Todas estas informaciones corresponden al día de ayer, sábado 21 de marzo. Durante la amarga noche del viernes 20 al sábado 21 de marzo en todos esos espacios (San Diego, Valencia, Carabobo; Barrio Sucre, San Cristóbal, Táchira; San Antonio, Altos Mirandinos, Miranda) se repitió exactamente el mismo guion: Tras la acción impune de los infiltrados -que, “casualmente”, jamás son detenidos por la GNB o la PNB- sobrevino una represión intensa, brutal, contra la población inerme. En San Diego los vándalos destrozaban comercios… mientras policías ingresaban sin orden judicial a las casas “en búsqueda de manifestantes”; En Barrio Sucre, San Cristóbal, la agresión de “motorizados armados” generó una víctima fatal (Wilfredo Rey, humilde conductor de la línea de transporte Barrio Sucre, informó el exgobernador Pérez Vivas en su cuenta de twitter) y numerosos heridos, todos por arma de fuego; en San Antonio de los Altos presuntos efectivos de la Guardia Nacional lanzaron bombas lacrimógenas a los edificios y dispararon armas cortas (no perdigones) en las calles, en un asedio que no terminó con el amanecer…
¿Quiénes crean las condiciones para que la violencia se extienda?
Mientras las llamas de la confrontación violenta son avivadas en las calles por la lamentable coreografía de presuntos efectivos de cuerpos de seguridad y grupos paramilitares pro-oficialistas (mal llamados “colectivos”), otros se encargan de impedir que se activen los espacios institucionales que en una democracia funcional permitirían la resolución pacífica de conflictos: Se detiene a alcaldes opositores y se les somete a “procesos express”; se deja de convocar la Asamblea Nacional durante todo un mes y, cuando al fin se convoca, el oficialismo usa ese espacio para llamar (textualmente) no a la justicia sino a la “venganza”. Incluso escenarios internacionales como la OEA, donde las palabras no pueden ser sustituidas por los disparos, son bloqueados por el poder del petro-dinero para evitar que las razones tengan más protagonismo que las balas…
¿A quién beneficia el crimen?
Ayer sábado 21, mientras en el Barrio Sucre de San Cristóbal lloraban al señor Wilfredo Rey, asesinado por los motorizados armados que asaltaron el barrio para acallar a tiros la protesta; mientras en San Diego, Carabobo, hacían el inventario de negocios destrozados y vecinos detenidos; mientras en San Antonio de los Altos padres y madres desesperaban por sacar a sus niños y ancianos de esa comunidad altomiradina en la que la GNB dispensaba ya un terrible desayuno de gas lacrimógeno, en La Urbina, Municipio Sucre, Caracas, dos mujeres venezolanas se enfrentaban amargamente. Las señoras no estaban peleando por “política”. El asunto no era que una fuera opositora o la otra oficialista. No. La razón por la que estas damas estaban, a las 8:30am de un sábado, a punto de irse a las manos, era por las consecuencias del DESABASTECIMIENTO Y LA CARESTÍA: Una decía que había que denunciar al buhonero que les estaba vendiendo leche, aceite, café y margarina con sobreprecio, y la otra le respondía que “dejara de joder”, que ella ya estaba vieja para estar haciendo horas de cola y no encontrar nada, que prefería pagar el sobreprecio pero tener lo que necesitaba. La mayoría de los presentes también defendían al buhonero y agredían verbalmente a la vecina que reclamaba por el sobreprecio, que indudablemente la hubiera pasado muy mal si no hubiese mediado entonces, justo a tiempo, el Juez de Paz, Francisco Hernández…
Tapando un fracaso con sangre y fuego
Así como en 1998 nadie en el mundo podía entender como en un país petrolero como Venezuela hubiera pobreza, y esa era la explicación que muchos se daban para que los venezolanos hubieran electo como presidente a un “vengador”, hoy en 2014 nadie puede entender tampoco como Venezuela -tras haber recibido su gobierno durante los últimos 12 años casi un UN MILLÓN DE MILLONES DE DÓLARES sólo por concepto de venta de petróleo- sea sin embargo hoy un país con tarjeta de racionamiento, con colas interminables para adquirir los más elementales bienes de consumo, un país con hospitales destartalados y escuelas destruidas, un país con hampa desbordada, con escasez de casi todo y sólo con “abundancia” de represión y muerte. En este país es la dura realidad la que une a la gente contra el Gobierno. Por eso desde el poder se aviva la llama de la violencia para REPOLARIZAR la sociedad: Lo que está uniendo hoy a los venezolanos no es el discurso de la oposición, sino las realidades de la economía. Por eso para dividir al pueblo el Poder no está usando como antes los discursos y las consignas, sino la violencia y la muerte: Una gota de sangre polariza más que un millón de discursos incendiarios, y en esta lamentable espiral ya han caído más de 30 venezolanos. A eso le apuestan quienes trafican con odio, para desgracia de todos.
El pueblo de la paz vs. el poder de los violentos
Duro pero necesario es el tránsito que tiene frente a si el pueblo. La violencia es el único tablero en que tiene ventaja el Poder decadente. Por eso, y por profundas razones de ética cristiana y venezolanista, no tiene sentido cambiar piedra por plomo. “Enfrentar” la violencia no es lo mismo que “caer en ella”. No se trata de “poner la otra mejilla”. Se trata, repetimos, de responder a la violencia antipopular con nuestras fortalezas, no con nuestras debilidades. Y la fortaleza de un pueblo en lucha reside en su movilización masiva, pacífica y contundente, ejercida con la tenacidad necesaria para conseguir objetivos claros. El cambio no tiene regreso, pero puede no estar a la vuelta de la esquina. Por eso, fortaleza espiritual, organización, y disciplina en la no-violencia activa son las claves para que el pueblo de la Paz venza al poder de la violencia. ¡Palante!
Radar de los BarriosJesús Chuo Torrealba
Twitter: @chuotorrealba