El terrorismo nuclear es oficialmente el tema principal que tratarán los líderes mundiales que asistirán a una reunión de dos días en Holanda que inicia el lunes. En la práctica, es probable que la crisis en Ucrania opaque la conferencia.
La Cumbre de Seguridad Nuclear en La Haya será el telón de fondo para una reunión de emergencia del Grupo de los Siete sobre la anexión de Crimea por parte de Rusia. Es una confrontación entre Rusia y Occidente que recuerda la Guerra Fría.
El presidente ruso no asistirá, pues envió en su lugar a ministro de Relaciones Exteriores Sergey Lavrov, quien se espera tenga conversaciones con el secretario de Estado estadounidense John Kerry.
El primer ministro holandés Mark Rutte dijo que el momento en que está ocurriendo la cumbre significa que los líderes pueden conferenciar con Ucrania y Rusia cara a cara.
«Creo que estas cumbres multilaterales son una oportunidad excelente para que líderes mundiales conversen bilateralmente y también para que grupos más pequeños de naciones aborden varios asuntos de máximo interés para ellas», comentó Rutte a The Associated Press.
Sin embargo, los expertos señalan que la diplomacia frenética enfocada en Ucrania no debería desviar del objetivo de una mejor seguridad respecto a material nuclear.
«La atención internacional puede cambiar en un momento», dijo Deepti Choubey, un alto directivo del grupo no gubernamental Nuclear Threat Initiative (Iniciativa Amenaza Nuclear). «La atención de los terroristas no», agregó.
Delegaciones de 53 países, incluidos los líderes de Estados Unidos, China y Japón, ya estaban en La Haya el domingo. Se reunirán para negociar la reducción y aseguramiento de suministros, evitando que caigan en manos de terroristas. El G7 incluye a Estados Unidos, Gran Bretaña, Alemania, Japón, Francia, Italia y Canadá.
Las ausencias notables en la cumbre son Corea del Norte e Irán, excluidas por consentimiento mutuo.
Se trata de la tercera cumbre desde que el presidente estadounidense Barack Obama lanzó la serie en 2009 poco después de llegar al cargo, diciendo que reducir el riesgo de un ataque terrorista con un arma nuclear o una «bomba sucia» (artefacto explosivo que libera residuos radiactivos) era uno de sus objetivos internacionales más importantes.
Rutte estuvo de acuerdo, diciendo que aunque se ha logrado avance, «no es ni con mucho suficiente».
El primer ministro dijo a reporteros congregados en La Haya que el año pasado fueron reportados a la Agencia Internacional de Energía Atómica 146 «incidentes» nucleares. Aunque en su mayoría se trató de material que estuvo desaparecido temporalmente, «la posibilidad de un incidente grave continúa colgando sobre nosotros».
AP