Por primera vez, los investigadores tienen datos que sugieren que precisamente el estrés antes de la concepción del bebé podría desempeñar un papel en la infertilidad, según publica «Human Reproduction».
Ampliando y corroborando un estudio anterior realizado en Reino Unido que demostró una asociación entre los altos niveles de estrés y una reducción de la probabilidad de embarazo, este trabajo, realizado por Courtney Denning-Johnson Lynch, directora de Epidemiología Reproductiva en el Center Médico Wexner de la Universidad del Estado de Ohio, en Estados Unidos, y sus colegas añade una nueva visión que sugiere que el estrés se asocia con un mayor riesgo de infertilidad.
Estos científicos encontraron que las mujeres con altos niveles de alfa-amilasa, un indicador biológico de estrés medido en la saliva, son un 29 % menos propensas a quedarse embarazadas cada mes y tienen más del doble de probabilidades de cumplir con la definición clínica de infertilidad (no queda embarazada a pesar de 12 meses de relaciones sexuales regulares sin protección) en comparación con las de bajos niveles de esta enzima.
Los investigadores estudiaron a 501 mujeres estadounidenses de entre 18 y 40 años que estaban libres de problemas de fertilidad conocidos y apenas habían comenzado a tratar de concebir y las siguieron durante 12 meses o hasta que quedaron embarazadas como parte del Estudio para la Investigación Longitudinal de la Fertilidad y el Medio Ambiente (LIFE, por sus siglas en inglés).
Se recogieron muestras de saliva de las participantes a la mañana siguiente al día de la inscripción en el estudio y a la mañana siguiente al primer día de su primer ciclo menstrual analizado en el estudio. Las muestras estuvieron disponibles para 373 mujeres y se analizaron para determinar la presencia de alfa-amilasa y cortisol en la saliva, dos biomarcadores de estrés.
«Este es el segundo estudio en el que hemos demostrado que las mujeres con altos niveles de los biomarcadores de estrés alfa-amilasa salival tienen una menor probabilidad de quedarse embarazadas en comparación con las mujeres con bajos niveles de este biomarcador.
Por primera vez, hemos demostrado que este efecto es potencialmente clínicamente significativo, ya que está asociado con dos veces más riesgo de infertilidad entre las mujeres», afirma Lynch, investigadora principal del protocolo de estrés psicológico del Estudio LIFE.