En la instalación ubicada en el municipio Sucre del estado Miranda, los vestuarios de los atletas fueron invadidos y los materiales deportivos fueron arrojados a la intemperie
En su momento fue semillero de grandes campeones del pugilismo nacional, tales como Carlos Barreto, campeón mundial supergallo y miembro del equipo olímpico de boxeo; José Payares, medalla de oro en los juegos sudamericanos de Medellín 2010, o Alexander Espinoza, quien representó a Venezuela en los juegos olímpicos.
Todos se formaron en Petare, en el único gimnasio de boxeo de la zona: el Ramón «Mocho» Navas, ahora en completo abandono.
Comenzó como un plan para construirle una segunda planta al edificio. El encargado de la obra fue Jesús Piñango, designado por la Junta Comunal de Guaicaipuro en el 2012. En la actualidad lo único que quedan son las primeras vigas que soldaron a la estructura. Según habitantes de la localidad, la inversión alcanzó los dos mil millones de bolívares.
“Tumbaron paredes, quitaron el ring, los sacos, abrieron huecos, pararon la obra; pidieron más recursos, demolieron el techo y la fachada, volvieron a parar; vendieron el zinc, la vigas, todo y eso quedó así”, narró Pedro Verdugo, un comerciante de la localidad que solía asistir al gimnasio.
El Ministerio del Poder Popular para el Deporte y Corpomiranda habrían de recuperar la estructura, que atendía a más de 400 jóvenes de la región mirandina –entre estudiantes de boxeo, karate y lucha grecorromana–. Hasta la fecha no ha pasado de ser un rumor entre los vecinos.
Invasión y abandono
Guillermo Castro funge como vigilante del gimnasio, a pesar que desde hace un año no percibe un sueldo por sus servicios. Se mantiene vendiendo algunos de los tubos y vigas que dejaron antes de parar la construcción. “Si yo dejo esto solo, se lo van a llevar completo”, dijo, señalando al ring de boxeo y los sacos de arena desperdigados por el suelo, a la intemperie.
Dichos equipos estaban antes guardados en los vestuarios, pero estos fueron tomados por una familia. “Hace quince días me fui un sábado con mi familia, a las once de la noche me encuentro con que invadieron los vestidores y sacaron todo lo que estaba allí. La alcaldía les ha conseguido casa, pero no se quieren ir”, aseguró Castro.
Hace unos meses el Ministro del Deporte, Antonio Álvarez, se apersonó en el lugar, según lo relatado por Castro: “El Potro vino con dos ingenieros, me entrevistaron y yo les expliqué cuál era la situación. Estoy esperando que vengan de nuevo”.
Mientras tanto
“La mayoría de los niños y niñas que entrenaban aquí ya anda por ahí metiéndose en vainas. Los perjudicaron arrechamente, les desgraciaron la vida a esos muchachos”, aseguró Castro. “Él (Piñango) agarró el dinero, lo sacó a pasear y la dejó en la calle. No sé cómo llamarlo, si fue malversación o robo”. Vecinos de la localidad denuncian que Jesús Piñango, encargado de la obra del gimnasio, ya no pertenece a la comunidad.
Habitantes del sector planean poner un denuncia ante el Ministerio Público para recuperar los vestidores de los invasores, a su vez que esperan que Corpomiranda, o el Ministerio del Deporte, tome cartas en el asunto. Mientras tanto el señor Guillermo Castro seguirá vigilando lo que queda del Gimnasio Ramón “Mocho” Navas, viviendo de vender una viga a la vez.
Luís Guillermo Valera