Les aseguro, más temprano que tarde nos maravillaremos de lo que habremos logrado, una vez que los venezolanos que hoy luchamos hayamos rescatado la República y la institucionalidad.
Difiero plenamente de quienes afirman que recuperar el país tomará varias generaciones. Hay quien habla de alrededor de 3 ó 4, o unos 40-80 años; otros hablan de unos 15 ó 30. Pero, como economista que resalta el rol de los incentivos sobre la conducta individual, confío plenamente que no será así, por lo que, más bien, les aseguro que, pronto, los venezolanos nos maravillaremos de lo que habremos logrado. Abajo explico por qué; aunque, desde ya les adelanto las instituciones son la clave.
Cuando reformemos el Estado y recuperemos las instituciones, ocurrirá el gran milagro. Todo empezará a funcionar mejor; se garantizará la seguridad de la persona, la de los bienes y la propiedad; inmediatamente se recuperará la confianza, el crédito y la inversión real, y en moneda nacional; las disputas contractuales dejarán de ocurrir con la frecuencia con que hoy ocurren; y no se resolverán incivilizadamente con la violencia, sino civilizadamente en eficientes cortes de ley; el Estado dejará de propiciar el conflicto, propondrá una visión armónica de la distribución del producto, controlará la inflación y la sobrevaluación cambiaria; se fomentará la industria, la producción y el empleo nacional.
¿Creen que es muy bueno para ser verdad? No lo es; abajo un ejemplo para ilustrarlo.
Denme exactamente al mismo venezolano y lo pondré a comportarse totalmente distinto, tan solo variando la institucionalidad (los incentivos). El venezolano que en Venezuela no usa el cinturón de seguridad al conducir e irrespeta los semáforos y señales de tránsito, es precisamente el mismo que sí usa el cinturón y respeta las reglas de tránsito al viajar a otro país (digamos, al viajar a los EEUU, Europa, o un país que haga respetar las leyes). Y el venezolano que en Venezuela no paga el condominio o bota la basura al piso, precisamente es el mismo que jamás se le ocurriría hacer lo mismo en el exterior. Entonces, los problemas del país pueden resolverse sin tener que esperar a que pasen varias generaciones (o décadas). Basta con reformar el Estado y recuperar las instituciones (i.e. las reglas de juego o incentivos).
Las instituciones se cumplen por tres motivos: (i) por conveniencia; (ii) miedo al castigo; y (iii) internalización de las normas. La mayoría cumple la norma cuando la luz del semáforo está en verde. Casi todos cumplen las reglas cuando no hacerlo es costoso. Y, la gran mayoría se apega a las normas, cuando las sociedades exhiben tal nivel de civilidad, que el individuo educado espera que la gran mayoría coopere y cumpla.
Quienes sostienen que deben pasar muchos años o generaciones para recuperar al país, simplemente, se limitan al tercer motivo: la internalización de las normas por parte del individuo educado por la herencia de sus padres y abuelos. Sin lugar a duda, las sociedades cuando llegan a este estadio viven el mejor de los mundos, puesto que ya es el propio individuo quien reproduce las normas en el tiempo. Pero, tal y como se indicó, los venezolanos no tendremos que esperar tanto para ser felices. Para ver los cambios, bastará inicialmente con que se acabe la impunidad (hacer nuevamente costoso el infringir las normas y la ley). Por tanto, fe y confianza, pues más temprano que tarde los venezolanos nos vamos a maravillar.
Angel García Banchs | @garciabanchs