El Sicad II también va a servir como incentivo a las exportaciones no tradicionales, porque hará más competitiva nuestra producción de bienes en el exterior, y el retorno de los dólares que se generen será mucho más rentable si se cambian a la tasa Sicad II
Miguel Pérez Abad
Visualizar los aspectos positivos del Sicad II es un ejercicio que alienta a pensar que, esta nueva ventana cambiara, es el comienzo del principio de una fase que puede sanear algunas de las distorsiones en la economía que, aunque se generaron por buenas intenciones, en el mediano y largo plazo, terminaron afectando severamente a la población.
Camino a la sinceridad del cambio en Venezuela. Un primer paso, eso es, porque faltan y faltarán muchos pasos, es una caminata con mucha dinámica y de largo alcance. Pero a las primeras de cambio, el Sicad II ofrecerá -por varias vías- mecanismos para detonar la producción y aumentar la oferta privada de dólares en el mercado cambiario.
Incluso, me atrevo a decir, que este puede ser un interesante método para que las empresas extranjeras o trasnacionales a los que el Gobierno adeude dólares por repatriación de dividendos, puedan reinyectarlos a la economía una vez que el BCV honre sus compromisos. Dólares que en vez de ir a sus casas matrices en Bogotá, París o Roma, se queden en el país.
Recordemos que una de las aristas sensibles del éxito del Sicad II es mantener una oferta lo suficientemente alta para saciar la ninfomanía cambiaria (Maduro dixit) y así sostener ala baja del dólar en el mercado negro y mantener domado ese flagelo, sin aflojar la cuerda.
El Sicad II también va a servir como incentivo a las exportaciones no tradicionales, porque hará más competitiva nuestra producción de bienes en el exterior, y el retorno de los dólares que se generen será mucho más rentable si se cambian a la tasa Sicad II.
En fin, con esta nueva ventana cambiaria se puede visualizar un horizonte más despejado, con algunos ciclos, claro esta. La naturaleza no es estática, inerte. Sabemos que tienen ciclos, desde ciclos normales como el día y la noche, el frío y el calor, el viento y la lluvia, hasta ciclos puntuales pero muchos más movidos como los huracanes, las heladas, las mareas. Lo importante es tener un destino, una meta clara, un puerto a donde llevar el barco.
Creo que todos coincidimos en el destino a donde queremos llegar. Quizás la diferencia esta en las rutas, pero debemos ponernos de acuerdo, no es posible que, en una misma embarcación llamada Venezuela, rememos en direcciones contrapuestas. Tampoco es posible que una parte del país se monte en una embarcación y otra parte en un barco diferente. Venezuela es una sola, y a pesar de nuestras profundas diferencias entre quienes apoyamos la Revolución Bolivariana y quienes no la apoyan, tenemos que ir todos en la misma embarcación.