La dirigente María Corina Machado se ha convertido en una voz potente de la oposición al Gobierno de Nicolás Maduro, tras muchos años dedicados a la defensa de los derechos políticos de los venezolanos desde diversas trincheras.
Su activismo desata pasiones en una Venezuela con una sociedad muy polarizada. Henrique Carpriles, quien hasta el 12 de febrero era la figura más visible de la oposición dentro y fuera de Venezuela, la describe como una «mujer valiente que enfrenta a la dictadura sin doblegarse».
El presidente Nicolás Maduro ha tildado a la dirigente opositora como «un personaje del fascismo» que se convirtió en «funcionaria de un Gobierno extranjero (…) para proponer que intervengan a Venezuela», por lo que ya es investigada por traición a la patria.
Según el mandatario, Machado, Capriles y Leopoldo López, detenido desde el 18 de febrero, forman la «trilogía del mal», supuestamente designada por Estados Unidos para conformar una «junta de transición» tras su eventual derrocamiento.
Más allá de los calificativos que puedan darle simpatizantes y detractores, esta ingeniera industrial y madre de tres hijos que acaba de perder su investidura de diputada, ha jugado un papel clave desde el 18 de febrero, cuando López fue detenido en medio de una multitudinaria protesta pacífica.
López, dirigente del partido opositor Voluntad Popular, fue responsabilizado personalmente por Maduro de los enfrentamientos al término de una manifestación que el pasado 12 de febrero acabó con tres muertos y que a día de hoy alcanzan los 39 fallecidos.
El político, quien permanece en la cárcel militar de Ramo Verde a la espera de que su situación jurídica sea definida el próximo sábado, había llamado a manifestarse en la calle de manera pacífica hasta lograr la salida de Maduro.
Desde entonces Machado, quien también fue acusada por el gobernante de instigar las protestas, tomó la batuta y continuó los llamados a la población a tomar las calles para lograr la transición a la democracia desde lo que califica como la «dictadura» de Maduro.
Además, salió de Venezuela para denunciar la situación de su país y pedir a la Organización de Estados Americanos (OEA) una papel «más activo» en la crisis venezolana en momentos en que Capriles titubeaba ante los llamados a las protestas callejeras, que al principio calificó como un «gran error».
Relegado a un segundo plano, Capriles, quien perdió por estrecho margen las elecciones de 2013 frente a Maduro, cambió de postura y llamó a seguir las protestas contra el «Gobierno moribundo».
Esta semana pidió apoyo para Machado, quien fue despojada de su cargo de diputada el 25 de marzo pasado por la mayoría oficialista de la Asamblea Nacional por aceptar la representación alterna de Panamá, una decisión que fue avalada por el máximo tribunal venezolano.
La dirigente opositora encabezó el martes una concentración en una plaza caraqueña y se dirigió hasta el recinto legislativo para reasumir su escaño, pero personal de seguridad se lo impidió con el argumento de que «civiles» no podían ingresar al Parlamento.
Machado, de 46 años, asegura en que es «más diputada que nunca» y que la decisión de despojarla de su escaño es ilegal y demuestra el carácter autoritario del Gobierno, así como la «inexistencia de la separación de poderes» en el país.
«No nos van a callar, al contrario; con sus atropellos potencian nuestras voces», afirmó a través de la red social Twitter desde Brasil, adonde llegó hoy para hablar ante el Parlamento sobre la crisis de su país.
En su página electrónica, Machado es descrita como una «aguerrida dirigente comprometida con los valores de la democracia» y «una de las voces más enérgicas del Parlamento venezolano».
Desde ese recinto, al que llegó con el mayor número de votos que cualquier otro representante en los comicios de 2010, acusó al entonces presidente Hugo Chávez, en cadena nacional, de «robar» a los empresarios y comerciantes con sus expropiaciones.
Días después de las presidenciales de abril de 2013, Machado fue golpeada en plena sesión parlamentaria junto a otros diputados opositores, quienes denunciaban un golpe del chavismo al Legislativo al impedirles hablar por no reconocer la legitimidad de Maduro.
Pero la lucha de la dirigente comenzó muchos años atrás con el impulso a numerosas organizaciones, entre ellas Súmate, que promovió el referendo que en 2004 intentó sacar del poder a Chávez, lo que le valió una prohibición de salida del país por tres años y acusaciones por conspiración y traición a la patria.
El 12 de febrero del 2012 participó como candidata independiente en las elecciones primarias de la opositora Mesa de la Unidad Democrática (MUD), en las que quedó relegada a un tercer lugar, detrás de los gobernadores Henrique Capriles y Pablo Pérez.
En esa campaña presidencial participó como coordinadora internacional de la alianza opositora e impulsó una labor de sensibilización ante organismos internacionales y países de la región, convencida de que el apoyo exterior es clave en su lucha y de que es la voz de los venezolanos dentro y fuera del país. EFE