Al menos siete cancilleres de la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur) participarán en Caracas el lunes y martes próximos en una nueva jornada para apuntalar el diálogo previsto entre el Gobierno y la oposición.
Los ministros de Exteriores comenzarán a llegar mañana domingo a la capital venezolana «para que efectivamente se de el diálogo entre la oposición, y el presidente Nicolás Maduro y nuestro Gobierno», declaró a los periodistas el canciller Elías Jaua.
El jefe de la diplomacia venezolana aclaró que «no es una mediación lo que hace Unasur» sino un «acompañamiento, un apoyo a un proceso de diálogo convocado por Maduro en el marco de la Conferencia Nacional por la Paz» que impulsa desde marzo pasado.
El objetivo de los cancilleres, añadió Jaua sin revelar cuáles de sus colegas conformarán la misión de la Unasur, es que a través del diálogo «la oposición venezolana detenga esta locura».
Aludió con ello a los hechos de violencia que desde el 12 de febrero han matado a 39 personas, la mayoría tiroteadas en «guarimbas» (barricadas), y que en las últimas horas registran incendios al parecer provocados en sedes partidistas de ambos bandos.
La Unasur busca que la oposición ponga fin, añadió Jaua, a «esta irracionalidad en la cual se ha embarcado parte de ella y que los ha embarcado a todos, con atentados violentos contra la sociedad venezolana».
«Tenemos que denunciar que continúan, cada vez más focalizados, pero no por ello menos peligroso, menos violentos y menos atentatorios al derecho de todos los venezolanos, los ataques», especialmente en el estado Miranda, que abarca parte de Caracas y que está gobernando por el líder opositor Henrique Capriles, agregó.
«Debe tener muy claro que por acción u omisión está permitiendo la violación de los derechos humanos y esto comporta responsabilidades nacionales e internacionales», advirtió Jaua.
En el plano internacional, añadió, «los gobiernos están claro, con excepciones que podemos contar con los dedos de una sola mano, que el Gobierno bolivariano de Maduro ha enfrentado un intento de derrocamiento violento y que ha tenido que hacer frente con el uso legal y proporcional de la fuerza».
Internamente, remató, «ya es hora de que Capriles, con valentía y como en privado nos manda a decir, diga públicamente que no comparte la violencia sino que la condena».
Una misión de cancilleres de la Unasur ya sostuvo la semana pasada en Caracas conversaciones con el Gobierno, la oposición y actores económicos, sociales y religiosos, de las cuales surgieron una serie de recomendaciones, entre ellas que se deponga la violencia y se respeten los derechos humanos y el orden democrático.