A Se Ha Dicho me llegó un caso atroz: el de una niña que ha sido abusada sexualmente por su padre biológico desde hace ya algún tiempo, ni siquiera se sabe cuánto
A Se Ha Dicho, mi programa en Televen, llegan miles de casos. Algunos pueden ser transmitidos, otros no, por su contenido, aún así a través de contactos y de la Asociación de Abogados Solidarios que presido, apoyamos a todos, incluyendo los que no salen en las cámaras.
Esta semana me tocó recibir a una madre, acompañada por una niña de tres años. El equipo de seguridad insistió en que se le atendiera fuera de la agenda del programa, porque el caso era grave. Ciertamente el caso es muy grave, quizá de lo más grave que me ha tocado analizar. La niña ha sido abusada sexualmente por su padre biológico desde hace ya algún tiempo, ni siquiera se sabe cuánto. Muchas veces dudo de las historias que escucho, no por incrédula sino que quizá prefiero pensar están mintiendo para no asumir la dura y cruel realidad que las acompaña.
Algo más que el abuso sexual
En este caso tuve en mis manos el expediente que hasta ahora se ha instruido. Hay denuncia, se recogió la declaración de la niña, la de la madre, hay examen psicológico que confirma que ambas dicen la verdad y también está la declaración del padre a quien se le atribuye el atroz delito de abuso sexual, por ahora, porque según mi experiencia, algunas preguntas indirectas que hice a la niña y otras cosas que inocentemente la madre me asomó, me hacen pensar que podemos estar en presencia de algo más que el abuso sexual, ya repudiable. Estoy casi segura que hay violación y quizá no vaginal. No es el padrastro, es el hombre que puso su espermatozoide para traerla al mundo.
Juguetona, desordenada, ojos vivarachos, conversadora y hasta divertida es la niña. Cuando la iba interrogando pregunté a quien quería más si a mamá o a papá y me dijo “a mi papá”. No me sorprendió la respuesta. Es el padre quien la bañaba, la llevaba al baño, la vestía y tenía la mayor intimidad con ella. No hay morbo sexual en los niños, pero sí hay sensaciones y el afecto hacia un padre más cercano que le produce caricias, que ella sólo ve como un buen trato. Ciertamente terrible, pero la inocencia de la niña no registra, ahora, trauma o molestia. Eso aparecerá después, cuando la conciencia llegue y entienda que su papá biológico abusaba sexualmente de ella, produciendo inclusive enrojecimiento en sus labios vaginales.
Incomprensible lentitud fiscal
Desprendiéndome de mi profesión, olvidando mis estudios, alejándome de mi filosofía de vida sobre los Derechos Humanos y la justicia, podría decir muchas de las cosas que ustedes piensan, pero no puedo hacerlo, sólo puedo hablar de lo técnica y jurídicamente procedente. Aún no puedo entender la lentitud fiscal para tomar medidas contra el agresor, sigue libre. Las pruebas forenses para determinar si hubo o no violación tampoco han llegado. La niña no tiene ayuda sicológica y su madre no tiene recursos para obtenerla, pude ver cómo a la niña se le están cayendo las uñas, hay una ansiedad palpable.
Hay que oír a los niños y sobre todo hablarles
Este penoso caso me es útil para hacer un llamado de atención a los padres, representantes, abuelos y familiares de niños y adolescentes. La educación sexual, la educación para la intimidad debe ser obligatoria e impostergable desde temprana edad, adecuándolo al nivel de cada niño. Los niños deben saber que hay cosas que no son juegos, que sus partes íntimas les pertenecen, que nadie, aunque sea familiar no puede tocarla.
Los niños deben comprender que hay cosas irregulares, debemos fomentarles la confianza, la posibilidad de preguntar todas sus dudas, no criminalizarlos y menos aún castigarlos. Los abusos sexuales y las violaciones suelen ocurrir en el entorno cercano: familiares, amigos íntimos de la familia, vecinos, maestros, padres de los compañeros de clases. Debemos asumir esto y proteger a los niños de cualquiera, independientemente del vínculo familiar o emocional que exista con nosotros.
Los niños dicen verdades con forma de cuento o fabuladamente, por eso hay que estar tan atentos a lo que dicen. El exceso de interés en andar con un adulto, o el miedo o rechazo que pueda parecer incomprensible para los padres, puede responder a miedo y a situaciones de riesgos que no tienen confianza en transmitir.
Hay que oír a los niños, pero sobre todo hablarles; suele resultar importante hablarles de las cosas como si le hubiesen pasado a otra persona y estuviéramos contándoles un chisme, ellos van asimilando todo y así los estaremos protegiendo.
No hay educación sexual
El castigo, el regaño o la recriminación pueden causar daños mayores. Las escuelas tienen un trabajo pendiente, no hay educación sexual, los temas se han convertido en tabú. Se asume que en la casa se les enseña y en la casa también se supone lo mismo de la escuela. Los niños reciben información de todos lados. Información sin orientación. Esa está en la tele, en las conversaciones que escuchan de otros, en las redes sociales, y contra ellas poco puede hacer un padre que no aborda los temas más incómodos.
Es irracional y hasta anacrónico que hoy en día sigamos haciendo creer a los niños que venimos de una cigüeña o una semilla que el aire trajo. Los niños deben entender que hay un acto sexual, que debe ir acompañado de responsabilidad y preferiblemente de amor. Que hay edades para cada cosa.
El Estado en todos sus niveles tampoco aborda el tema. Desinformación, desinterés, miedo, postergación por otros temas, falta de recursos, ineficiencia, y otras pueden ser las causas de un abandono palpable del tema en el ámbito de lo público.
Es tarea de todos educar
El abuso sexual no tiene una relación directa con estrato social, ni con el grado de instrucción, por eso todos debemos aprender, comprender y asumir que podemos encontrar víctimas en nuestro entorno más cercano y que la clandestinidad es una de las características que acompaña a este tipo de hechos.
Depende de nosotros, de todos: Estado, sociedad, padres, representantes y maestros, disminuir el riesgo y educar para romper la clandestinidad. Tales atrocidades nos alejan de la humanidad y los buenos pensamientos.
PARA QUE TE DEFIENDAS / Mónica Fernández / Twitter: @monifernandez