El joven que padece del Síndrome de Dandy Walker, una condición que se caracteriza por parálisis a nivel motor y de lenguaje, vive en el sector Matica Abajo de Los Teques y es asistente técnico de sonido
Mientras que el resto de su familia duerme cómodamente, todos los días a las 4:30 de la mañana, Kei Jaspe, un joven especial de 30 años de edad, se levanta de su cama para bañarse, arreglar su cuarto, vestirse, preparar su desayuno y luego dirigirse a su lugar de trabajo ubicado en el Complejo Cultural Cecilio Acosta de los Teques.
Kei, quien padece del Síndrome de Dandy Walker, una condición que se caracteriza por parálisis a nivel motor y de lenguaje, vive en el sector Matica Abajo de Los Teques y es asistente técnico de sonido de Cultura Miranda. Su labor diaria consiste en montar los equipos de sonido y cumplir con el mantenimiento y reparación de los mismos. Acostumbra llegar a su lugar de trabajo como a las a las 6:30 de la mañana y mientras espera su hora de entrada que es a las 8, aprovecha para ayudar a barrer y conversar con sus compañeros.
Su madre, una enfermera con 36 años de experiencia, cuenta que la vida de Kei dio un giro importante con la labor que desempeña actualmente. “Él y yo nos las pasábamos de médico en médico para que le atendieran su condición. Hasta los 22 años, él se la pasaba en la cama, no comía, no compartía con nadie, porque se burlaban y lo humillaban cuando hablaba. Hasta que un día me dijo que estaba cansado de estar acostado en su cama y de no hacer nada y que quería trabajar. Gracias a Dios recibimos el apoyo de la gente de Cultura Miranda y comenzó a laborar en el Cecilio Acosta. Inmediatamente se adaptó a su trabajo y su vida cambió para bien. Lo de él es trabajar y hacer las cosas bien. Cuando tiene vacaciones es terrible para él, porque lo de él es su trabajo”.
Orgullosa de su hijo, nos dice que siempre está a la disposición y muy atento de cambiar un bombillo, de arreglar una cerradura o de reparar algún electrodoméstico. Cuenta que también sabe cocinar y siempre ayuda con la limpieza de los platos luego de comer. “También prepara la ropa que se pondrá el siguiente día, ve un rato televisión, me cuenta todo lo que le pasó en su trabajo y si tiene un problema me lo dice. Hasta vela mis sueños, porque acostumbra acariciarme la cabeza en las noches, hasta que yo me quedo profundamente dormida”.
Kei ha sabido ganarse el respeto y admiración de sus compañeros de trabajo. Miguel Leal, coordinador de área de producción de Cultura Miranda dice que este empleo le ha permitido al joven reforzar su confianza y autoestima. “Viajamos constantemente por toda Miranda y apoyamos todas las manifestaciones culturales de la entidad. Sin duda alguna, eso le ha ayudado a crecer como ciudadano. Si tuviera que calificar a Kei con tres palabras diría: responsabilidad, entrega y corazón”.
Prensa Miranda / JR