*** Con el melodrama “Animales feroces”, los españoles reflexionaron sobre una cruel decisión, gracias además al trabajo del venezolano Rennier Piñero
Rennier Piñero, caraqueño de 34 años, vive, ama y trabaja en España desde septiembre de 2007. Recientemente dirigió el espectáculo “Animales feroces” de Isaac Chocrón Serfati, al cual han exhibido exitosamente en Sevilla y Madrid. Como no es frecuente la presencia activa y positiva de venezolanos en los complejos escenarios hispanos, optamos por entrevistarlo.
Aprendizaje
-¿Por qué España?
-Cuando me planteé salir pensé diferentes destinos y uno de los aspectos más influyentes era la forma y funcionamiento de sus artes escénicas. Por la riqueza y diversidad de su oferta ocupaban un espacio prioritario Buenos Aires y Madrid: ambas ciudades poseen una admirable cartelera teatral. Finalmente me instalé en España tras ganarme un par de becas; entre ellas, la prestigiosa Iberescena para estudiar el Master en Gestión Cultural de la Universidad Complutense de Madrid y otra de la Sociedad General. Después comencé a trabajar en las artes escénicas y la música, mientras continuaba mi formación. Primero saque el Master de Teatro de la UCM y ahora adelanto el doctorado sobre estudios teatrales.
– ¿Qué aprendió y qué ganó?
-Desde el preciso momento en que tomé el avión todo ha sido un aprendizaje integral en el plano profesional y personal. Vivir en una ciudad en la cual hay tantas manifestaciones artísticas diferentes tienen lugar te marca. Pero sin duda lo que más me “mola” es haber seguido el impulso creativo del que no tiene nada que perder, porque todo lo que tenía por delante era nuevo, ese espacio vital para reinventarte y redefinirte. A nivel profesional he trabajado con directores que admiro, con actores que quiero y respeto.
-¿Cómo fue su adaptación?
-La adaptación, como todo, con sus más y sus menos. Pero el balance siempre en positivo. Madrid es abierta, diversa e integradora y eso, sin duda, facilita el proceso, luego amigos, colegas, compañeros de profesión, de clase o de coro se convierten en un soporte súper valioso para entrar en un nuevo marco social. Además he tenido la suerte de encontrar a un grupo de ex-coralistas de la Schola Cantorum de Venezuela y del Orfeón Universitario Simón Bolívar. Para mí ellos son como una familia putativa.
Música y teatro
-¿Cómo sobrevive?
-Tengo la suerte de poder sobrevivir gracias a la gestión musical y al teatro.
-¿Qué planes hay?
-Como director preparo “Sales”, un teatro cabaret con texto de Alicia Luna (Ganadora del Goya por “Te doy mis ojos”), que esperamos estrenar a mediados de mayo. Como actor junto a The Croos Border Project volvemos a Madrid con “Perdidos en nunca jamás”, montaje que ha recibido muy buenas críticas y que le dejó a Lucia R. Miranda la satisfacción de recibir el Premio a Mejor Dirección Joven de la Asociación de Directores de España. El 2 de abril se estrenó “La Cortesía de España” de Lope de Vega, en adaptación de Laila Ripoll y dirección de Josep María Mestres, por la Joven Compañía Nacional de Teatro Clásico, compañía con la cual he estado colaborando en las dos últimas temporadas, trabajando la parte escénica del canto. Luego vienen otras cosas…pero es mejor dejar que se vayan concretando. En todo caso que el trabajo me pille trabajando.
Tema tabú
Rennier Piñero puntualiza que uno de sus propósitos al empezar a dirigir era acercar el teatro venezolano a España. “Mi primera incursión fue con “Los ángeles terribles” de Román Chalbaud, montaje con buenas críticas y para el cual conté con el respaldo del autor. Luego fue “Monstruos en el armario ogros bajo la cama” de Gustavo Ott, sin duda, el autor venezolano más presente en el contexto español y de quien he tenido valiosos aportes y respaldo. La complejidad y magnitud de la obra de Chocrón, lo original de su lenguaje y el desconocimiento que de ella hay en el ámbito hispano son razones suficientes para justificar el montaje de su obra en el contexto madrileño. Aunque la idea original surge de los titulares que hablan del índice de suicidios en el reino hispano y de cómo éste es un tema vetado socialmente, por un lado, y de las grandes repercusiones que tiene a nivel familiar y social, por otro. En la edición digital del diario “El Mundo”, del 6 de febrero de 2012, encontré el titular “Suicidios, la epidemia del siglo XX” y su correspondiente presentación y desarrollo, donde destacaron estos intertítulos : «Extreme la precaución y esté atento, hoy se quitarán la vida 10 personas en España», «El suicidio es la primera causa de muerte de mujeres entre 30 y 34 años en nuestro país» y «3.429 personas se quitaron la vida voluntariamente en 2009».Todo eso funcionó como un potente disparador y fue la invitación a contar esa historia chocroniana. En esta obra, sin duda, lo que más conecta no es el hecho suicida, sino la búsqueda de respuestas por parte de los familiares, que deben lidiar con el enigma y el estigma. Un viaje a la soledad del ser en el contexto de la familia. Creo que “Animales feroces” en España permite hablar de algo que es un tabú, algo maldito e innombrable y que convierte a las familias en víctimas dobles, y que está increíblemente cerca de cualquiera. Esta motivación se une a la de mostrar uno de los textos más brillantes de Chocrón
Elenco y estética
Piñero informa que el equipo de “Animales Feroces” está compuesto por los actores Pilar Massa, Belén de Santiago, Alejandro Arroyo (venezolano), Manuel Ollero “Piñata”, Makarena Ruiz, Luisa Benito, Pilar Barranco, Sergio Jaraiz y Antonio Ventura; los músicos Juan Pablo de Juan e Imanol Laura. La dirección de movimiento corre a cargo de Darío Sigco, la asistente de dirección es Raquel Alarcón, la iluminación de Jesús Antón y el vestuario de Elvira Lobo. El manejo cotidiano del texto contrasta escénicamente con un tratamiento que se aleja del realismo e incorpora lo simbólico, partiendo del espacio vacío. Para ello, la propuesta se enriquece con una importante apuesta narrativa de la luz, que resaltan las 17 fotografías o cuadros que componen transversalmente la obra. El universo sonoro se genera gracias a la pausa, el silencio frente a sonidos fuertes y la palabra, elementos esenciales que se enmarcan por una notable apuesta musical, con una adaptación firmada por Juan Pablo de Juan y Rennier Piñero, que nos acerca a la música sefardí, interpretada en escena por el cantante Imanol Laura y el propio de Juan Pablo de Juan con saxo y sajón flamenco
PAGINA EL ESPECTADOR
E.A. Moreno-Uribe
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