Toby Valderrama y Antonio Aponte / Aporrea.org
Al principio nos llamó la atención que el Plan Cisneros no recibiera respuesta dura del gobierno, ni blanda tampoco. Ahora nos parece, sólo nos parece, que se está aplicando en lo esencial. Para eso veamos y comparemos, y que cada quien llegue a sus propias conclusiones.
Dice el Plan Cisneros:
«Estamos en el momento justo para demostrar la madurez política de Venezuela y decidir la forma de resolver un conflicto que está afectando a todo el pueblo venezolano, no sólo al Gobierno o a la oposición. El nivel de polarización que ha alcanzado Venezuela merece ya la mediación externa de una figura que goce de credibilidad ante ambas partes: un árbitro que conozca y quiera a Venezuela y que comprenda la complejidad de su situación. Alguien que cuente con capacidad técnica para llamar a la reconciliación, con disposición para el diálogo y cuyo fin último sea la consecución de la paz y la unión entre todos los venezolanos.
En este contexto tal como diversos personajes han propuesto ya la intervención de una figura al margen de cualquier interés político, como la del Papa Francisco y la ecuánime cancillería del Vaticano, emergen como la opción más viable».
Después de muchas vueltas, el gobierno acepta el diálogo con la mediación externa del Vaticano. Hay base para deducir que el Plan Cisneros avanza.
Ahora bien, lo más importante está por venir. Si la hipótesis de que se está aplicando el Plan Cisneros se confirma, entonces, en los próximos días veremos señales de la parte no pública del plan, la parte material. Así, más allá del primer paso de mediación, aflorarán en todo su esplendor, veremos cumplir, las exigencias de medidas que favorezcan a la oligarquía, por ejemplo: derogar la ley del trabajo, la colocación de cuadros capitalistas productivos en puestos de dirección, intensificar la persecución de la disidencia interna. La Revolución se desdibujará, perderá nitidez, la masa se confundirá aún más, el impacto en la ética revolucionaria será inmenso, los valores revolucionarios se atrincherarán en una porción pequeña de la sociedad. El gobierno será instrumento de los capitalistas.
Pero si la hipótesis no se confirma, y el gobierno rechaza la propuesta de Cisneros, si llega hasta la mediación pero no pasa de allí, entonces el ultimátum gringo se hará efectivo y caminaremos a otra fase del enfrentamiento. En este caso, la masa humilde, desposeída, se sentirá interpretada por el gobierno y se abrirán las puertas para un salto en la conciencia revolucionaria, se reafirmarán los valores revolucionarios, se fortalecerá la organización, estaremos en condiciones de enfrentarnos a la agresión.
¡Contra el Golpe fascista, contra la conciliación, por el Socialismo!