En las vacías calles de Buenos Aires, la capital, no circularon autobuses y tampoco funcionaron los trenes de cercanías
BUENOS AIRES. Centrales sindicales opositoras de Argentina desafiaron el jueves con una masiva huelga general a la presidenta Cristina Fernández, cuya popularidad se debilita mientras una alta inflación golpea el poder de compra de la población.
La protesta de un día, en la que participaron sindicatos del transporte público, camioneros, portuarios y trabajadores estatales, reclamó un reajuste de los salarios y una disminución de los elevados impuestos a las remuneraciones, tras una devaluación del peso del 35 por ciento en 12 meses, reseñó la agencia Reuters.
En las vacías calles de Buenos Aires, la capital argentina, no circularon autobuses y tampoco funcionaron los trenes de cercanías, lo que dio cuenta de la masividad de la huelga. Muchos colegios no dictaron clases y numerosas tiendas estuvieron cerradas por la ausencia de empleados.
En momentos en que avanza la cosecha de la soja y el maíz, el núcleo agroindustrial del país, en el área de Rosario -uno de los mayores centros agroexportadores del mundo-, permaneció paralizado ante la adhesión al paro nacional de estibadores, recibidores de granos y camioneros, entre otros rubros.
«El nivel de acatamiento es muy fuerte en todo el país. Millones de trabajadores han adherido», dijo Juan Carlos Schmid, secretario general del Sindicato de Dragado y Balizamiento y dirigente de la poderosa Confederación General del Trabajo (CGT), que convocó a la protesta.
Para garantizar la efectividad del reclamo, agrupaciones gremiales y políticas izquierdistas bloquearon diversas calles y rutas del país sudamericano, con el fin de disuadir a quienes pretendieran concurrir a sus lugares de trabajo.
«Hay trabajadores que están de acuerdo con el paro y lo hacen, hay otros que no están de acuerdo y quieren concurrir a sus lugares de trabajos y no pueden hacerlo», dijo a periodistas el jefe de Gabinete de ministros, Jorge Capitanich, quien fustigó a los organizadores de la huelga y sostuvo que tenían motivaciones políticas.
El secretario general de la CGT, Hugo Moyano, aseguró que la presidenta se maneja con «soberbia» y pidió escuchar los reclamos.
«El paro es para ratificar que haya paritarias (negociaciones salariales) libres», dijo Moyano, quien pidió también un aumento salarial «de emergencia» a jubilados y medidas gubernamentales para paliar la creciente violencia urbana.