Es criminal la forma en que agentes de la guardia nacional y paramilitares, le disparan a traición a una madre venezolana que pide respeto a la vida de su hijo menor de edad. Esto no es cuento, se puede verificar a diario en las manifestaciones que permanentemente se realizan en Venezuela
Octavio Lepage
El documento de la Conferencia Episcopal, leído por su Presidente, el Ilustre prelado Monseñor Diego Padrón, ofrece una visión realista de la profunda crisis política, económica, social, institucional de Venezuela. Lástima que la hegemonía comunicacional que ha logrado el gobierno impida o dificulte que tan importante documento sea conocido por todos los venezolanos.
Su lenguaje es directo, afirmativo, sin medias tintas, sin edulcorantes. “El gobierno se equivoca al querer resolver la crisis por la fuerza. La represión no es el camino”. A ninguno de los que insisten en el dialogo sin condiciones se le ha escuchado afirmación tan categórica.
Otra afirmación categórica es que “el desabastecimiento de alimentos, la inseguridad y la inflación son motivos más que suficientes para protestar”. Al mismo tiempo puntualizando que la protesta es un “legitimo derecho” y exigiendo a las autoridades que la respeten. La Iglesia atribuye al gobierno, no a los “radicales” de la oposición la culpa de la violencia. Una lección de realismo y dignidad ciudadana para determinados dirigentes de la oposición osificada.
También ratifica la CEV su planteamiento del desarme de los grupos civiles armados. “Su actuación coordinada siguiendo unos patrones determinados, demuestran que no se trata de grupos aislados, espontáneos, sino entrenados para intervenir violentamente; en muchos casos han actuado impunemente bajo la mirada indiferente de las fuerzas del orden, por lo cual la actuación de éstos ha quedado seriamente cuestionada”.
Lo sucedido el miércoles pasado ilustra la función de estas brigadas paramilitares (colectivos). Cuando la guardia nacional y la policía nacional a perdigonazo limpio y una lluvia torrencial de bombas lacrimógenas impidieron su marcha de reclamo hasta PDVSA, y los estudiantes se replegaron hacia el Campus Universitario, entraron en acción las bandas paramilitares. En la pantalla de tv, se pudo ver las escenas de barbarie inconcebible e inaceptable en estos tiempos donde el respeto a los derechos humanos es doctrina universal y los delitos de lesa humanidad son imprescriptibles. La existencia en Venezuela de estos grupos paramilitares viola disposiciones expresas de la Constitución; y vulnera el sistema de derechos humanos.
Es criminal la forma en que agentes de la guardia nacional y paramilitares, le disparan a traición a una madre venezolana que pide respeto a la vida de su hijo menor de edad. Esto no es cuento, se puede verificar a diario en las manifestaciones que permanentemente se realizan en Venezuela.