Dentro de la categoría de hombres que se oponen al éxito de sus compañeras, unos han manifestado abiertamente su rechazo y descontento argumentando que la mujer tiene que estar en la casa cuidando a los hijos, es decir, ocupar sólo espacios privados, mientras que otros aunque simulan alegría solapadamente están en contra de que sus mujeres se destaquen más que ellos, por lo que las sabotean para evitar que alcancen un estatus mayor
Las mujeres han ido conquistando espacios, conocidos como públicos, por ejemplo, las calles, la oficina y sitios de esparcimiento, que antes eran reservados sólo para los hombres. Esto se traduce en un avance profesional, que va de la mano con mejores condiciones económicas, lo cual no ha sido bien acogido por algunos varones.
Dentro de la categoría de hombres que se oponen al éxito de sus compañeras, unos han manifestado abiertamente su rechazo y descontento argumentando que la mujer tiene que estar en la casa cuidando a los hijos, es decir, ocupar sólo espacios privados, mientras que otros aunque simulan alegría solapadamente están en contra de que sus mujeres se destaquen más que ellos, por lo que las sabotean para evitar que alcancen un estatus mayor.
1. El segundo papel en la relación
Aura Marina siempre tuvo la capacidad de tomar decisiones transcendentales sin que el miedo la paralizara. A sus treinta y cuatro años, había alcanzado las metas que se había propuesto desde los veinte. Tenía una profesión y se había especializado en el área de su interés, pero aún así en otros aspectos de su vida le faltaba mucho camino por recorrer, pero lo bueno era que ella estaba consciente y no se hacía falsas ilusiones para evitar así que, más temprano que tarde, terminar decepcionada y resentida por los fracasos acumulados.
Mantenía su peso ideal porque se preocupaba por su apariencia aunque no más de la cuenta. Tenía unos grandes ojos café y una sonrisa franca. Siempre llamaba la atención de los hombres cuando les pasaba al lado. Sin recorrer a la ayuda de un varón, era capaz de ganar su propio dinero. No obstante, creía que aún no había aparecido el compañero sentimental correcto para alcanzar la felicidad en el amor. Esto aunque no le quitaba el sueño en algo la preocupaba.
Aunque había estado casada con Ricardo desde que tenía veinte y dos años, Aura Marina se cansó de esa vida compartida en que, muchas veces, a la mujer le toca el segundo papel en la relación, ya que, a pesar de que su ex marido le hacía pensar que los dos tenían la misma capacidad de decisión, cuando se presentaba la ocasión, una esfera de negatividad rodeaba el ambiente a tal punto que cualquier proyecto dejaba de brillar por su ausencia.
Ricardo lucía como el marido que toda mujer desearía, pero cuando Aura Marina empezó a abrirse camino, él asumió un comportamiento receloso y hasta sospechoso. Entonces, cuando veía que su mujer podría subir tanto que lo abandonase por otro hombre mejor que él, Ricardo saboteaba los caminos que llevarían a su mujercita a alcanzar ese éxito que según él podría separarlos a mediano plazo.
2. Amor que se desvanece como la espuma
Ricardo simulaba alegrarse por los logros de Aura Marina. Lo hacía también que parecía que él era se alegraba bastante por sus metas alcanzadas. Y, en cierta forma, era cierto lo que parecía. Cuando su mujer obtuvo la licenciatura estaba contento, pero cuando iba a estudiar la maestría no tanto, así que aunque colaboró en que su esposa asistiera a sus clases, en el fondo, deseaba que no culminara y menos que le saliera un cargo mejor resultado de esos estudios realizados.
Aura Marina le contaba a Ricardo cuando recibía una buena oferta de trabajo, pero un día dejó de hacerlo, pues, después de que, en reiteradas ocasiones, ya casi le habían dado un empleo y a él se lo decía, repentinamente, la oferta caía.
Como la situación anterior se repitió un par de veces, Aura decidió callar hasta que ya había comenzado a trabajar, pero, al mismo tiempo que ocurría esto, su amor por su marido como la espuma empezó a bajar y en odio se transformó.
Asimismo, a Ricardo le dio por convertirse en espía, escuchar las conversaciones de su mujer, revisar sus correos personales y su celular. Aura Marina, en un principio, lo toleró, pero, luego, se hartó, y decidió dejar a Ricardo, de la noche a la mañana, sin el menor arrepentimiento, con la mirada pasmosa de él que no le dio tiempo de entender el motivo de la ida de su mujer.
Lo más sorprendente era que los amigos y familiares de la pareja no sabían lo que pasaba en ese matrimonio, pensaban que Aura Marina, sin motivo alguno, había dejado a Ricardo, un hombre tan bueno y santo como ninguno.
3. Los Ricardos sobran
Ricardo no era la excepción. Muchos hombres actúan como él, porque, en el fondo, no soportan que sus mujeres lo superen, pues, temen que ellas lo dejen por otro mejor. Lo más triste es que la relación, más temprano que tarde, se acaba, pero no por el temor del marido a ser reemplazado que se hace realidad, sino porque la mujer se cansa de esas reacciones que son muestra de machismo que, a la larga, cuando la esposa lo soporta por años, conviviendo con su marido machista, termina por quedarse relegada, a la sombra y al amparo de él, tal como él lo había planificado.
Aura Marina se separó de Ricardo. Al tiempo consiguió el trabajo que siempre había soñado, siguió estudiando hasta que llegó donde siempre había querido hacerlo. Por otro lado, Ricardo también siguió superándose pero, curiosamente, no consiguió una compañera que compartiera sus logros con tanta alegría como Aura Marina, que, para muchos, había sido la mala de la partida, porque algunos hombres cuentan la historia a su modo, tratando de que su ego machista salga bien parado, para quedar bien delante de sus amigos que son víctima del mismo rechazo hacia las mujeres que los igualan o los superan.
¿Eres víctima de un compañero saboteador?
¿Cuándo le cuentas que eres ascendida en tu trabajo, estás segura de que él se alegra tanto como tú? Si sospechas de que no es así, ten la seguridad de que tu compañero no soporta que alcances éxitos mayores que él.
¿Si decides seguir estudiando, cuentas con su apoyo? Del mismo modo, si la respuesta es negativa, habla con él y hazlo entender que su actitud es egoísta, pero si sigue en las mismas tendrás que elegir entre tu superación personal y esa relación.
La Voz de la mujerIsabel Rivero de Armas