El acto tuvo lugar en el ayuntamiento de la capital norirlandesa, a poca distancia de los astilleros Harland & Wolff, donde se botó el buque el 31 de mayo de 1911.
Menos de un año después, en la madrugada del 15 de abril de 1912, el «Titanic» se fue a pique en las frías aguas del Atlántico Norte tras chocar contra un iceberg, lo que causó la muerte de más de 1.500 personas.
Los asistentes al servicio organizado hoy en el consistorio de Belfast depositaron flores ante el monumento erigido en sus jardines en honor de las víctimas del barco de la naviera White Star, el más grande del mundo en aquella época. Además de los familiares de los fallecidos de origen irlandés, participaron en la ceremonia los de pasajeros de otras nacionalidades, que viajaron a Belfast para asistir a este acto.
El presidente de la Sociedad Titanic de Belfast, John Martin, cuyo tío abuelo John Edward Simpson -uno de los doctores del «Titanic»- pereció en el hundimiento, aseguró hoy que el interés que aún despierta este asunto es «importante».
«Algunos tienen conexiones familiares directas con gente que estuvo a bordo, otros estaban relacionados con la gente que lo construyó y los hay que están más interesados en las causas que provocaron el accidente y todo lo relacionado con el desastre. Es importante para mucha gente», dijo Martin.
El alcalde de Belfast, Mairtin O Muilleoir, también participó hoy en la ofrenda floral ante el monumento erigido en 1920 en el ayuntamiento en honor de las víctimas.
«Siempre que nos juntamos para mostrar nuestro respeto ante los fallecidos me parece que es un momento muy especial y un acto de gran solemnidad para Belfast», dijo el regidor del partido Sinn Fein, antiguo brazo político del ya inactivo Ejército Republicano Irlandés.
En su opinión, todo el mérito recae sobre la Sociedad Titanic de Belfast, que «ha logrado mantener viva la memoria de los muertos». Próximo al ayuntamiento hay otro monumento que recoge los nombres de todos los fallecidos en el «Titanic» y que fue inaugurado en 2012, coincidiendo con el centenario del hundimiento.
Entonces, la capital del Ulster también abrió las puertas del Belfast Titanic, un imponente edificio de seis plantas y 14.000 metros cuadrados con la forma de cuatro proas de la misma altura del auténtico «Titanic». En su interior, el visitante inicia un emocionante viaje por las nueve galerías de interpretación que explican la historia de la propia Belfast y del transatlántico, en su día el objeto móvil de mayor tamaño del mundo.
El acto tuvo lugar en el ayuntamiento de la capital norirlandesa, a poca distancia de los astilleros Harland & Wolff, donde se botó el buque el 31 de mayo de 1911.
Menos de un año después, en la madrugada del 15 de abril de 1912, el «Titanic» se fue a pique en las frías aguas del Atlántico Norte tras chocar contra un iceberg, lo que causó la muerte de más de 1.500 personas.
Los asistentes al servicio organizado hoy en el consistorio de Belfast depositaron flores ante el monumento erigido en sus jardines en honor de las víctimas del barco de la naviera White Star, el más grande del mundo en aquella época. Además de los familiares de los fallecidos de origen irlandés, participaron en la ceremonia los de pasajeros de otras nacionalidades, que viajaron a Belfast para asistir a este acto.
El presidente de la Sociedad Titanic de Belfast, John Martin, cuyo tío abuelo John Edward Simpson -uno de los doctores del «Titanic»- pereció en el hundimiento, aseguró hoy que el interés que aún despierta este asunto es «importante».
«Algunos tienen conexiones familiares directas con gente que estuvo a bordo, otros estaban relacionados con la gente que lo construyó y los hay que están más interesados en las causas que provocaron el accidente y todo lo relacionado con el desastre. Es importante para mucha gente», dijo Martin.
El alcalde de Belfast, Mairtin O Muilleoir, también participó hoy en la ofrenda floral ante el monumento erigido en 1920 en el ayuntamiento en honor de las víctimas.
«Siempre que nos juntamos para mostrar nuestro respeto ante los fallecidos me parece que es un momento muy especial y un acto de gran solemnidad para Belfast», dijo el regidor del partido Sinn Fein, antiguo brazo político del ya inactivo Ejército Republicano Irlandés.
En su opinión, todo el mérito recae sobre la Sociedad Titanic de Belfast, que «ha logrado mantener viva la memoria de los muertos». Próximo al ayuntamiento hay otro monumento que recoge los nombres de todos los fallecidos en el «Titanic» y que fue inaugurado en 2012, coincidiendo con el centenario del hundimiento.
Entonces, la capital del Ulster también abrió las puertas del Belfast Titanic, un imponente edificio de seis plantas y 14.000 metros cuadrados con la forma de cuatro proas de la misma altura del auténtico «Titanic». En su interior, el visitante inicia un emocionante viaje por las nueve galerías de interpretación que explican la historia de la propia Belfast y del transatlántico, en su día el objeto móvil de mayor tamaño del mundo.