Un fetichista francés de 54 años fue condenado a 18 meses de prisión por introducirse a la fuerza en casa de una anciana en Belfort, en el noroeste de Francia, para acariciarle, olerle y lamerle los pies.
La mujer, que no se presentó a la audiencia judicial, hizo saber por vía de la fiscalía que había sido víctima de «violencias psicológicas» por parte de Patrice Vergon, con antecedentes por agresión sexual, según informó hoy la edición digital del diario «L’Est Républicain».
Los hechos acontecieron en la madrugada del 17 de abril, cuando el agresor, alcoholizado y bajo los efectos de medicamentos ansiolíticos, llamó insistentemente al timbre del domicilio de una señora, de 75 años, a la que tenía localizada.
La mujer abrió la ventana de la cocina y Vergon se introdujo a la fuerza en la casa, evitó que su víctima alcanzara el teléfono y la obligó a dirigirse a su dormitorio, donde se dedicó a oler, lamer y acariciar sus pies.
La señora, sofocada, convenció a su agresor para que le facilitara un inhalador y aprovechó un descuido para pulsar el botón de alarma de su teléfono y alertar a su familia.
El asaltante se dio entonces a la fuga y se llevó consigo un par de zapatos de la anciana. Al día siguiente el agresor telefoneó a su víctima para disculparse, y fue detenido horas más tarde.
«No soy un violador, nunca paso al acto», reconoció ante el tribunal Vergon, quien dijo sentirse aliviado por haber confesado «su verdadera naturaleza».
Cuando los gendarmes detuvieron al agresor en su casa, los zapatos estaban hechos pedazos para, según el testimonio del condenado ante el tribunal, poder verlos y sentirlos mejor.
Su abogado, Leonardo Giagnolini, dijo al tribunal que dos años antes su cliente había comenzado a comprar vídeos pornográficos de carácter fetichista, aunque su «obsesión» por los pies de las personas mayores había comenzado cuando solo tenía 10 años.
La fiscalía solicitó dos años de cárcel, que la sentencia rebajó a año y medio. La pena se sumará a una de 18 meses pendiente de cumplimiento por agredir sexualmente a otra mujer octogenaria.