Diálogo en retroceso

Octavio Lepage

El diálogo arrancó con buen pie. Fue un acierto de la MUD asistir al primer encuentro. A su indudable impacto positivo, dentro y fuera de Venezuela, contribuyó que el encuentro se realizara a cielo abierto, gracias a su transmisión en cadena

Pero la euforia por el diálogo empieza a ser contaminada por el escepticismo; y pareciera que el cambio súbito de opinión, de favorable a escéptica se debe a la decisión desafortunada de sustraerlo a la vigilancia colectiva, trasladándolo a la intimidad impenetrable de un despacho oficial. Como la gente duda de la sinceridad del gobierno siempre espera que el dialogo se desarrolle bajo su mirada vigilante.

El diálogo no busca solamente establecer relaciones más o menos fluidas entre gobierno y oposición, como es lo normal en democracia. Se concibe igualmente como mecanismo para buscarle salidas a la grave crisis política que estamos viviendo. Una de las manifestaciones más importantes de la crisis política, es la violencia del gobierno, la dureza y el enseñamiento conque la Guardia Nacional, la Policía Nacional y las brigadas paramilitares (mal llamados “colectivos”) reprimen las manifestaciones estudiantiles pacificas, a pesar de estar amparadas por la Constitución, que consagra expresamente el derecho a la protesta pacífica.

El primer punto de la agenda debió ser el de los estudiantes presos arbitrariamente y buena parte de ellos maltratados y hasta torturados. El gobierno lo elude mediante el subterfugio de la llamada Comisión de la Verdad, a sabiendas de que por el momento no existen la condiciones políticas requeridas para una Comisión de la Verdad digna por ese nombre.

Otra posición oficial incompatible con la voluntad de dialogar, es el rechazo a la Ley de Amnistía presentado por el diputado Andrés Velásquez. Sería explicable su rechazo si al mismo tiempo se presentara otro proyecto con el mismo propósito. El gobierno ni siquiera accede al indulto del Comisario Simonovis, a sabiendas de que no tuvo nada que ver con los muertos del 11 de abril, todos los cuales son imputables a los pistoleros de Puente Llaguno, como le consta a altos personeros del gobierno.

Los miembros de la MUD, que han asumido la responsabilidad de representar a la oposición en el diálogo no son lerdos ni ablandables, pero deben permanecer alertas ante casi seguras maniobras dilatorias por parte del gobierno, para prolongar lo más posible el diálogo. Se recordará que el Secretario de Estado del Imperio, declaró enfáticamente que las sanciones contra el gobierno Venezolano no se aplicarían mientras se mantuviera el diálogo.

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