A pesar del incremento en 400% en las tarifas de recolección del aseo urbano que aprobó la Cámara Municipal en diciembre, durante las últimas dos semanas se ha agudizado el problema de la basura en el municipio Sucre del estado Miranda, lo que ha convertido a la jurisdicción donde Carlos Ocariz es alcalde en un verdadero chiquero, situación que afecta en igual medida a las zonas populares como a las de clase media
Una vez, el presidente Hugo Chávez regañó al entonces alcalde del municipio Libertador, Freddy Bernal, por una crisis que agobiaba a la capital del país con el servicio de aseo urbano: “Caracas está asquerosa Freddy, parece que lo hubieran bombardeado de basura”, le espetó el fallecido jefe de Estado al ahora diputado chavista, en vivo y en directo, durante la transmisión un Aló Presidente.
Ocho años después, cambiando las toldas políticas y los actores, el “bombardeo” de porquerías amplió su escenario geográfico: desde hace dos semanas se ha acentuado la crisis en la recolección de desperdicios en el municipio Sucre del estado Miranda. La tradicional polarización que se ha enquistado en el país, se rompe al hablar con los vecinos sobre “la desastrosa gestión del alcalde Carlos Ocariz en materia de aseo urbano”, siendo, palabras más, palabras menos, la opinión unánime de los consultados por el diario La Voz sobre el ya nauseabundo tema de la basura en esta jurisdicción mirandina.
Rosario de excusas
Uno de los motivos que de manera reiterada argumentaba el alcalde Ocariz para justificar el mal servicio que en general se ha presta- do durante años en el municipio Sucre, es que tenía una Cámara Municipal en contra, la cual no le permitía ajustar las tarifas de aseo urbano. Y es que la mayoría integrada por concejales del Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV), negó de forma reiterada la petición de incremento que hacía el burgomaestre de Primero Justicia (PJ), durante sus primeros cuatro años de gestión.
No obstante y tras ser ratificado con el voto popular en los pasados comicios regionales, Ocariz y PJ lograron la mayoría en el Cabildo Petareño, siendo una de las pri- meras medidas de los concejales aprobarle al alcalde el incremento de las tarifas de aseo urbano en un 400%,lo que se hizo el pasado 27 de diciembre.
Otra de las situaciones que según Ocariz atentaban contra sugestión en materia de recolección de desechos sólidos, era la empresa Sabenpe. El director general de la Alcaldía de Sucre, José Luis López, señaló a comienzos de este año, que “el municipio Sucre es más grande y complejo que 17 estados del país. Ha sido un error tener una sola empresa por 20 años. Requiere maquinarias diversas (…) Sucre genera entre 900 y 1.100 toneladas al día. Solamente hoy (el pasado primero de enero de este año) en la redoma de Petare había más basura que la que produce todo el municipio Chacao”.
Ante el cese de la concesión de Sabenpe, desde el 31 de diciembre de 2013, la Alcaldía de Sucre, en la misma declaración de López, anunció con bombos y platillos que “la jurisdicción se ha dividido en 11 zonas, que serán atendidas por nueve empresas. En algunas rutas las operarias trabajarán combina- das (…) esta transición va a durar unos tres meses, de tal manera que todas las empresas puedan estar acopladas. Los estándares de reco- lección van a llegar a niveles apre- ciables de cambio aproximada- mente en unos dos o tres meses”.
Contacto con la realidad
A pesar de todas las maravillas anunciadas, la realidad es que ayer 25 de abril a casi cinco meses después del sustancial incremento en las tarifas y el cese de la concesión de Sabenpe, devolvieron a sus casas a los alumnos de una escuela del sector Grupo, según informaron a La Voz vecinos de Maca, debido a la descomunal cantidad de basura en las adyacencias de la unidad educativa, lo que atentaba contra la salud de los niños.
Pero esto no ocurre sólo en las zonas populares: basta transitar la avenida Francisco de Miranda, desde Los Dos Caminos hasta la Redoma de Petare, para constatar las enormes montañas de basura que obligan a los peatones a lan- zarse a las avenidas, “toreando” carros y motos.
El paisaje no varía al recorrer La Urbina: los olores nauseabundos lo “acompañan” por donde se pasa, debido a la cantidad de desperdicios regados desde hace ya semanas en las calles. También Macaracuay, La Carlota, Palo Ver- de, Terrazas del Ávila, entre otras urbanizaciones, no escapan a esa cochina realidad.
Habitantes de Mariche, desde hace días también se han comunicado con La Voz para reportar que los gusanos y los roedores se han convertido en sus indeseables vecinos, que ya ni con creolina pueden ser ahuyentados debido a las des- comunales cantidades de basura que están acumuladas en los distintos sectores que conforman esa parroquia.
“Basta de excusas”, dijo Manuel Roldán, habitante de la calle 12 de La Urbina. Aquí votamos casi todos por Carlos Ocariz, no una sino dos veces, y exigimos que resuelve ya este asunto de la basura. Ya no se puede ni caminar en las aceras”.
Y Mayela Rodríguez, vecina de Palo Verde se hace una pregunta: “¿Hasta cuándo nos vamos a calar este lío de la basura?”.
El alcalde Carlos Ocariz debería tener alguna respuesta.