No se queje si sus adolescentes son dormilones ya que, al menos según un estudio sobre moscas que publica la revista Science, las siestas largas son cruciales para el desarrollo cerebral y la capacidad para aparearse.
La investigación la encabezó Mathhew Kayser, del Departamento de Psiquiatría en la Escuela Perelman de Medicina de la Universidad de Pensilvania, y se enfocó en el hecho de que las moscas Drosophila jóvenes duermen más que las mayores y son más remolonas para despertarse.
Hasta ahora el papel que el sueño tan profundo desempeña en su desarrollo no se conocía como tampoco los mecanismos que lo mantienen.
«El exceso de sueño resulta de una inhibición disminuida de una región (cerebral) que promueve el sueño causada por un circuito de dopamina específico», señalaron los autores.
Las hipótesis que han circulado por medio siglo sostienen que el sueño en las etapas tempranas del desarrollo es importante para la formación de patrones en el cerebro y la etapa dormilona en la juventud temprana es común en especies múltiples.