Estados Unidos ha adoptado una posición muy delicada, puesto que necesita al Gigante Asiático para contener a la turbulenta Corea del Norte, que prepara un cuarto ensayo nuclear
WASHINGTON. El presidente Barack Obama terminó este martes en Filipinas una gira asiática destinada a tranquilizar a sus aliados sobre el compromiso regional de Estados Unidos y advirtió a China que no debe utilizar la fuerza para resolver las disputas territoriales.
En el último día de su viaje, que también le llevó a Japón, Corea del Sur y Malasia, Obama aprovechó un discurso pronunciado ante militares estadounidenses y filipinos en Manila para pedir moderación a China, sin nombrarla.
La gira asiática de Barack Obama, esperada por sus aliados después de la anulación de un desplazamiento en octubre pasado debido a la crisis presupuestaria en Washington, pasó por cuatro países que tienen tensiones con Pekín, que reclama la casi totalidad del Mar de China, Oriental y Meridional.
Las tensiones con Japón son las más fuertes debido a las Islas Senkaku, un archipiélago deshabitado en el Mar de China Oriental controlado por los japoneses, pero reivindicado enérgicamente por los chinos, que las llaman Diaoyu.
Estados Unidos reiteró la posición que defiende desde hace mucho tiempo: que Washington apoyará a Tokio si es agredido a causa de las Senkaku, sin pronunciarse respecto a quién pertenecen esas islas.
Un editorial publicado el martes por el diario China Daily acusó a Obama de «considerar a Pekín como un adversario».
«Washington ya no trata de disimular su voluntad de contener la influencia china en la región», afirmó este diario oficial chino. «Estados Unidos muestra que es una amenaza para China en materia de seguridad», agregó.
Apoyo a Filipinas
Estados Unidos ha adoptado una posición muy delicada, puesto que necesita a China para contener a la turbulenta Corea del Norte, que prepara un cuarto ensayo nuclear, según los analistas.
Sin embargo, los norteamericanos volvieron a desafiar a Pekín firmando un acuerdo de defensa reforzado con Manila, que permite el incremento de la presencia de militares y equipos norteamericanos en Filipinas. Es decir, a orillas del Mar de China.
Al referirse a su tratado de defensa mutua de 1951, Obama advirtió: «Este tratado significa que nuestras dos naciones prometen, y cito, ‘nuestra determinación común a defenderse de ataques armados externos'».
Aunque pasaron noches enteras negociando, los norteamericanos no lograron hacer ceder a los japoneses en las barreras arancelarias que obstaculizan el ingreso de automóviles y sobre todo de productos agrícolas estadounidenses.
«A pesar de los progresos, quedan muchas cosas pendientes para concluir el TPP», reconocieron los dos socios después de la visita de Obama a Tokio.
AFP