“El país que recibió (…) carretas de dinero muestra el peor comportamiento macroeconómico de América Latina y uno de los más preocupantes del mundo
Nelson Chitty La Roche
En estos tiempos de escasez, desabastecimiento, aumento general de los precios y desempleo que parecieran estar en la raíz del clima de frustración y reclamo que promueve la protesta estudiantil y societaria, cuesta creer que es la oportunidad para imponer nuevas cargas tributarias sobre los ya fatigados hombros de la sociedad venezolana.
El común se preguntará qué es eso que anuncia el Presidente Maduro con bombos y platillos como una conquista por cierto. En términos sencillos; cabe recordar que tributo supone contribución para financiar el esfuerzo fiscal llamado a proveer los recursos para atender los gastos del Estado y del Gobierno. Más claramente; es exigir a los ciudadanos aportes para costear el funcionamiento del aparato público y las políticas consecuentes.
En estos quince años de gobierno de Chávez y su epígono Maduro, se han percibido la bicoca de un billón trescientos mil millones de dólares que como es bien sabido, también se han dilapidado en el ejercicio de políticas de asistencia al exterior de un lado y de otro, en la conversión de un nuevo Estado omnipresente y paladinamente incompetente. En ese teatro deletéreo la economía ha mutado, en la pretensión de instaurar un control público sobre la cuasi totalidad de las actividades productivas siguiendo el modelo marxista de apropiación de los medios de producción y asfixia de la libre iniciativa, de la economía privada y del mercado. El resultado es catastrófico; el país que recibió como dijimos carretas de dinero muestra el peor comportamiento macroeconómico de América Latina y uno de los más preocupantes del mundo. No son afirmaciones ligeras de un opositor crítico. Todos los organismos que hacen seguimiento al comportamiento de las economías públicas registran a Venezuela para el año 2013 con la mayor inflación al tiempo que disminuye la oferta de alimentos y más grave aún, se incrementan los guarismos de la criminalidad.
Así estalló la protesta. No fue por Leopoldo López aunque justo es reconocerle su empeño en denunciar. La rabia que explica la militante y recurrente manifestación de variados sectores de la sociedad es desde luego comprensible. Más aún cuando los venezolanos sabemos que en estos años de riqueza petrolera pudimos aprovechar ese ingreso y convertirlo en una garrocha para saltar hacia un auténtico mejoramiento de nuestras condiciones de vida pero; no sólo no ha sido así sino que el impresionante cinismo del gobierno socialista quiere suturarnos nuevos sacrificios para seguir financiando a Cuba y a otros países, continuar en el festín baltasariano de la corrupción más desenfadada y enajenando el futuro con endeudamientos que es bueno saberlo alcanzan a la fecha entre el gobierno central y PDVSA aproximadamente cien por ciento del PIB.