Por primera vez en 60 años llega al poder una agrupación no tradicional, el Partido Acción Ciudadana
El historiador Luis Guillermo Solís asumió este jueves la presidencia de Costa Rica para gobernar por cuatro años, con el desafío de reactivar la economía, combatir la corrupción y la desigualdad social.
Solís, de 56 años, recibió la banda presidencial que deja Laura Chinchilla, al ser juramentado por el presidente del Congreso, Henry Mora, en el Estadio Nacional en medio de la ovación de miles de costarricenses.
Vestido de traje oscuro, Solís, quien acudió a la ceremonia con su pareja, seis hijos y su padre, juró sobre la Constitición, en medio de la ovación de miles de ciudadanos que gribaban en el Estadio: “Sí se pudo, sí se pudo”.
“Este pueblo ha apostado por el cambio, tiene grandes esperanzas y expectativas que debemos saber administrar”, le dijo el presidente del Congreso, Henry Mora, en su discurso de juramentación.
Hasta hace poco un desconocido para los costarricenses, Solís, también académico y politólogo, llega al poder con un histórico 78% de respaldo en las urnas, prometiendo enderezar el modelo de desarrollo de este país de 4,5 millones de habitantes, una de las democracias más antiguas y sólidas de América Latina.
Por primera vez en 60 años llega al poder una agrupación no tradicional, el Partido Acción Ciudadana (PAC, centro), que nació hace 13 años para quebrar el bipartidismo formado por el hasta hoy gobernante Partido Liberación Nacional (PLN) -socialdemócrata que abrazó el neoliberalismo- y otra fuerza conservadora.
Orgullosos de sus niveles de salud y educación, los costarricenses resienten el crítico deterioro de su seguridad social y se quejan del costo de la vida, de la corrupción y del aumento de la brecha entre ricos y pobres.
Solís aplastó en las elecciones del 6 de abril al candidato oficialista, que además de sus propios desaciertos arrastró el desgaste de dos gobiernos consecutivos del PLN y la impopularidad -de más de 60%- con que Chinchilla deja el mando.
Sus adversarios afirman que Solís tiene una política económica ambigua. Su gobierno estará integrado en gran parte por académicos, sin experiencia en la función pública. “Están por probarse sus habilidades en el control político”, afirmó el politólogo Constantino Urcuyo.
Experto en política exterior, en el plano internacional lidiará con las tensiones limítrofes con Nicaragua -cuyo presidente, Daniel Ortega, fue el único de Centroamérica a quien no invitó personalmente-, y recibirá la presidencia protémpore de la Comunidad de Estados de América Latina y del Caribe (CELAC).
Agencias