Tal vez las amas de casa no podrán ver la novela “socialista” porque están esperando que llegue la gótica de agua para agarrar al menos para cepillarse, porque la angustia esperando a su hijo no las deja concentrase un minuto frente al televisor o porque sencillamente se les fue la luz
Brian Fincheltub e-mail: Brian@juventudsucre.com
Twitter: @Brianfincheltub
En el país se produce tan poco que los planes de TVES de realizar telenovelas “socialistas” los reveló el propio Maduro en cadena nacional con bombos y platillos. No es la primera vez que el canal que ocupa la señal de RCTV se trata de meter en el negocio de las telenovelas. Es quizás su cuarto intento infructuoso por llevar a la pantalla chica historias “rojas rojitas”. Su última aventura le hace honor a las obras públicas del gobierno, tiene más de dos años “grabándose”, han renunciado un montón de actores y no tiene fecha de estreno, se llama “Guerreras y centauros”. Es que quizás a la revolución le va mejor contando cuentos que escribiendo telenovelas.
En Venezuela la telenovela representó una verdadera industria hace décadas, al punto que tres cosas se convirtieron en iconos del país en el exterior: El petróleo, las mises y los culebrones. Mucho ha cambiado desde entonces, aunque seguimos siendo conocidos afuera por nuestras reservas energéticas, otras cosas se han agregado a la lista, por ejemplo, encabezar cifras de homicidios a nivel mundial. La pregunta es, con tantos problemas ¿Por qué el gobierno coloca como prioridad la producción de telenovelas?
Quizás porque entienden que las historias que transmiten los grandes canales comerciales siguen siendo válvulas de escape de un gran segmento de venezolanos, muchos son quienes frente a tantas noticias negativas se sumergen en el mundo de la ficción. Porque a eso se redujeron las telenovelas venezolanas, la censura y regulaciones lograron que se alejaran cada vez más de la realidad, dejando atrás el contenido social que alguna vez tuvieron.
¿Debe financiar el Estado telenovelas? Personalmente creo que bastante son las penurias en Venezuela para que el presidente de la república asuma como política de gobierno la realización de melodramas. Zapatero a su zapato, en momentos de crisis económica no se justifica que se siga despilfarrando el dinero en un canal que no llega al 2% de audiencia.
Tal vez las amas de casa no podrán ver la novela “socialista” porque están esperando que llegue la gótica de agua para agarrar al menos para cepillarse, porque la angustia esperando a su hijo no las deja concentrase un minuto frente al televisor o porque sencillamente se les fue la luz. En nuestro país la realidad supera a la ficción y contra eso difícilmente podrán. Si hicieran una telenovela de lo que vive y sufre el pueblo venezolano entraría dentro del género del terror.
Sigue la desconexión de los gobernantes con la gente, creen que levantarán la imagen de Maduro metiendo propaganda hasta en las telenovelas. Esta semana hemos visto como han forrado al país de vallas con la frase “Maduro es pueblo”. Nos imaginamos tratando que aquella máxima de la propaganda “Repite una mentirá mil veces y se convertirá en verdad” se cumpla.
En las historias que transmite la televisión siempre ganan los buenos, es un contrasentido que produzcan telenovelas donde gane el silencio, la adulancia, la mentira y la complicidad. Otros reales perdidos, ojalá que tantas injusticias sean señal de que vivimos la etapa culminante de un drama que nadie quiere seguir viendo ni viviendo.