El diálogo de paz entre el gobierno y la oposición enfrenta una crisis marcada por las posturas irreconciliables de sus voceros, que ponen en riesgo el nuevo encuentro agendado para este jueves y el intento de frenar más de tres meses de violentas protestas.
El secretario general de la Mesa de Unidad Democrática (MUD), Ramón Guillermo Aveledo, anunció dos días antes que la coalición de 32 partidos opositores se levantaba de la mesa y que su vuelta a ella dependería de las acciones del gobierno. Y hasta ahora no ha cambiado de postura.
La detención de más de 200 estudiantes en las protestas antigubernamentales de los últimos días, las declaraciones de algunos voceros oficiales desconociendo los acuerdos alcanzados en las negociaciones y la falta de definición sobre los casos de presos opositores son las razones expuestas por Aveledo para justificar el «congelamiento» de los encuentros.
«Este proceso está en crisis por responsabilidad del gobierno nacional», señaló Aveledo, asegurando que este jueves la oposición sólo se reunirá con los cancilleres de la Unión de Naciones Sudamericanas (Unasur), testigos de buena fe del diálogo desde su inicio el 10 de abril.
Mientras tanto, el presidente Nicolás Maduro respondió que se mantendrá en el diálogo, pese a las «presiones para destruir los niveles básicos de diálogo que tenemos con la oposición política».
«Yo no me voy a parar de la mesa», dijo en su programa de radio «En contacto con Maduro».
Con el acompañamiento de los cancilleres de Unasur y del nuncio apostólico en Caracas, la oposición y el gobierno tenían previsto para este jueves un quinto encuentro para alcanzar algunos acuerdos que podrían poner fin a meses de protestas con saldo de 42 muertos y más de 800 lesionados, y que este miércoles continuaron en Caracas con una marcha de los estudiantes.
Un punto incierto
El politólogo Nicmer Evans aseguró a la AFP que «sin duda el diálogo está en crisis» y que el futuro de las negociaciones dependerá, entre otras cosas, del «discurso coherente y cuidadoso de ambas partes», así como del fin del «show político».
Para la analista política Mercedes Pulido de Briceño, el diálogo se encuentra en un punto «incierto» y «sin avances» entre las partes, mientras los venezolanos siguen padeciendo la violencia criminal que virtualmente los encierra en casa al caer la noche, una inflación anual de casi 60% y las largas filas en los automercados para probar su suerte en la búsqueda de papel higiénico, café y hasta desodorante.
Pulido considera que la «crisis» es producto de que, por un lado, Maduro «es prisionero de su entorno, del partido de gobierno, de los radicales, de los militares (…) que quieren resolver los problemas defendiendo la revolución», explicó a la AFP.
Por el otro, «la oposición tiene que ser más firme y concreta en sus posiciones», a pesar del «archipiélago de opiniones tan diversas», indicó Pulido.
Evans, cercano al chavismo, plantea que «lo importante son los términos en que se debate en la mesa».
Los opositores, señaló, «deben reconocer su incidencia en la violencia e insistir en que se detenga», así como evitar las «listas» de solicitudes.
«Cuando condicionas todo a una agenda predeterminada, se tranca el juego y se genera frustración», dijo.
Para Evans, el gobierno tendría entonces «que evaluar en qué ceder», pues asegura que «el país reclama un diálogo en el que ambas partes reconozcan cosas».
AFP