A pesar de cambiar la ruta de su manifestación para evitar la confrontación con las fuerzas de seguridad del Estado, piquetes de la PNB y GNB dispersaron la manifestación de los jóvenes que llegó al PNUD
“Los vamos a dejar con los crespos hechos”, gritó una de las asistentes a la marcha convocada por el movimiento estudiantil la mañana de ayer, que partió de la Plaza Brion de Chacaíto hacia la Fiscalía General de la República para pedir por la liberación de los estudiantes detenidos por protestar en las últimas semanas.
“Hay un brutal despliegue de las fuerzas de represión del Estado, ahora no solo mandan a los antimotines: hay grupos del Sebin (Servicio Bolivariano de Inteligencia) que están cazando a la dirigencia estudiantil”, aseguró Eusebio Costa, presidente de la Federación de Centros de Universidades de la Universidad Santa Rosa.
Ate ese escenario, Juan Requesens, presidente de la FCU-UCV, anunció que se cambiaría el destino de la ruta a la sede del Programa de la Naciones Unidas para el Desarrollo, ubicado en Los Palos Grandes, Municipio Chacao. “No le vamos a hacer el juego al Gobierno ni vamos a caer en provocaciones”, dijo el dirigente, “para evitar confrontaciones con la Guardia y la Policía Nacional la ruta de nuestra marcha al Pnud”.
“El deber de las fuerzas de seguridad del Estado es la de permitirnos ir al lugar al que solicitamos ir de forma segura”, dijo Marco Marco Mardeli, dirigente estudiantil de la Universidad Central de Venezuela, “venimos de forma pacífica y solo queremos ejercer nuestro derecho a protestar pacíficamente”.
El fin de la marcha era pedir por la liberación de los estudiantes detenidos en las últimas semanas tras el desalojo por parte de la GNB de los cuatro campamentos que se habían montado en distintas plazas de Caracas en señal de protesta con el Gobierno de Nicolás Maduro.
Represión a la
vuelta de la esquina
A horas del mediodía de ayer la Fiscal General, Luisa Ortega Díaz, declaró que una representación del Ministerio Público había sido designada para recibir a los estudiantes. No obstante, los estudiantes solicitaron que esa comisión debía trasladarse a la sede del PNUD, lo no ocurrió.
La manifestación se extendió hasta cerca de las dos de la tarde, cuando un grupo de encapuchados comenzó a desmontar los drenajes en las calles para armar barricadas en la Avenida Francisco de Miranda; por la cual llegó un nutrido piquete de la Guardia Nacional.
De inmediato comenzaron a sonar las detonaciones de las bombas lacrimógenas y los perdigones lanzados por los efectivos castrenses para repeler la manifestación, la cual fue rodeada a los pocos minutos.
Extraoficialmente se contabiliza un aproximado de 100 detenidos en la jornada de ayer. “Son unos 80 detenidos”, esto según Manuel Quevedo, comandante de la Guardia Nacional en el regimiento de Caracas. Los muchachos fueron dispuestos en la calle, boca abajo, en cúmulos de veinte o treinta cada uno, esposados con tiras de plástico y amarres. Tal era la cantidad de apresados que los efectivos militares tuvieron que transportarlos en varias unidades de transporte público.
Según se supo a través de las redes sociales, los detenidos fueron llevados al destacamento 51 del CORE 5, ubicado en El Paraíso.
Apoyo popular
Tras realizarse la masiva redada, un grupo de vecinos y trabajadores de la zona de los Palos Grandes en el municipio Chacao bajaron a las calles para exigir la liberación de los estudiantes retenidos por la Guardia Nacional.
“¡Suéltenlos!”, coreaban mientras se interponían a los transportes en los que pretendían llevarse a los detenidos, impidiendo que se movieran por varios minutos cargados de tensión.
Ante tal situación, los efectivos se colocaron entre estos y los vehículos, produciéndose así un intercambio de empujones y forcejeo que acabaron con más detonaciones de bombas lacrimógenas y más detenciones.
“Sabíamos se iba a poner cada vez peor”, aseguró Costa, “pero el Movimiento Estudiantil no cesará en su lucha hasta que Nicolás Maduro y Diosdado Cabello salgan del poder de una forma democrática”.
Por la libertad de sus hijas
Milagros Silvero e Hilda Prado acompañaron la marcha estudiantil de ayer por la misma razón común: por la liberación de sus hijas, Jennifer Jaramillo y Delibeth Briceño respectivamente, ambas recluidas en la cárcel del Inof (Instituto de Orientación Femenina).
“Lo único que pido es la libertad de mi hija y de los demás estudiantes detenidos, no son ningunos delincuentes para tenerlos presos”, dijo Silvero.
Luís Guillermo Valera