**** Manuela Sáenz y Rosa Campuzano están ahora en Buenos Aires y pronto se mostrarán en un teatro de Caracas
Al dramaturgo Mario Diament (Argentina, 1942) se le conoce en Caracas gracias el éxito de taquilla y público que generaron los espectáculos “Cita a ciegas” (2007) y “Un informe sobre la banalidad del amor” (2011), basados en sus obras homónimas, dirigidas por Daniel Uribe y Luigi Sciamanna, respectivamente. Ahora, este destacado intelectual y periodista “hace cola”, algo muy de moda en todos los rubros de la cotidianidad venezolana, mientras una productora decide el estreno de “Guayaquil, una historia de amor”, basada en las amantes de los Libertadores Simón Bolívar y José de San Martín, las populares Manuela Sáenz y Rosa Campuzano; pieza que precisamente hace temporada en Buenos Aires.
Desde Venecia, donde pasa unas gratísimas vacaciones, Diament, vía Internet, explica que la idea para crear a “Guayaquil, una historia de amor” le estuvo rondando por un largo tiempo. “Recuerdo que la discutimos con el ya legendario director Carlos Giménez (1946-1993), quien me invitó a Venezuela y me acercó una gran cantidad de material histórico. Pero el tiempo pasó y yo seguía volviendo ocasionalmente a la idea que no terminaba de cerrarme. Hasta que unos dos años atrás, durante una estadía en Venecia, la solución me cayó entera, como en un sueño. Una vez que me puse a trabajar, a pieza se fue configurando rápidamente (rápidamente, quiero decir, en relación a lo que normalmente me toma escribir una obra). Después hablé con Manolo Iedvabni, que es un director con el que ya había trabajado en otras ocasiones (fue quien dirigió ‘Un informe sobre la banalidad del amor’ en Buenos Aires) y mi idea le encantó. Finalmente hicimos una lectura en un festival de teatro semimontado, que se denomina Teatrísimo y la respuesta del público nos convenció de que teníamos un producto muy interesante”.
-Bolívar y San Martín eran ideológicamente diferentes y como hombres tenían sus contradicciones. ¿Cómo logra sus perfiles y los teatraliza?
-Precisamente, esas diferencias son las que suscitan el interés de mi obra. Por lo pronto, el momento de sus vidas, Bolívar se encuentra en la cumbre de su carrera y es relativamente joven y tiene tanta ambición como energía; para San Martín, es prácticamente el final. Y, de hecho, lo será después del encuentro en Guayaquil, realizado durante los días 26 y 27 de julio de 1822. Está terminado y lo sabe. De ahí en más, lo que un autor hace es olvidarse de los monumentos y relacionarse con los personajes, con los seres de carne y hueso.
Libertad poética
-¿Cómo investigó los perfiles de sus amantes?
-Hay material suficiente, si uno se propone encontrarlo. Especialmente sobre Manuela Sáenz. Rosita Campusano, que fue la amante de San Martín durante el período en que éste se desempeñó como Protector del Perú, es menos conocida. Pero el material existe. Por otra parte, yo no me proponía escribir un libro de historia sino una obra teatral, de modo que la abordé con toda la libertad poética (o dramática) que el texto precisaba. Lo más interesante es que ambas fueron amigas y vecinas cuando vivían en Lima y lo que a mí me interesó especialmente, fue el hecho de que San Martín conoció a Manuela Sáenz antes que Bolívar, lo cual me llevó a imaginar la posibilidad de que hubieran tenido una fugaz romance.
-¿Cómo une a esos personajes? ¿Qué persigue con esa historia romántica?
-La historia romántica es la que me permite concebir una explicación diferente al misterio del encuentro en Guayaquil.
Producción teatral
-¿En qué etapa va su producción dramaturgia?
-Quiero pensar es el momento más interesante de toda mi carrera. Por fortuna, mis obras se están produciendo en muchos lugares del mundo (París, Londres, Montevideo, Buenos Aires, Río de Janeiro) y mi creatividad fluye con gran naturalidad. En este momento, en Buenos Aires, hay cuatro obras mías en cartel y estoy trabajando sobre un nuevo proyecto. Al mismo tiempo, sigo enseñando en la universidad de modo que mi vida está llena de actividad.
-¿Qué posición tiene ante lo comercial y el arte en el teatro?
-Esa división de comercial y artístico no pertenece al teatro. No me planteo hacer teatro comercial o artístico. Lo que me propongo es hacer teatro y punto; después trato de colocarlo en algún lado, pensando en que tiene que tener algunas premisas que ayuden a quien invierte dinero en el montaje y que pueda ser disfrutado por cualquier espectador. El mal teatro puede ser un buen negocio comercial. El buen teatro naturalmente si se hace bien anda bien.
Fuertes, rebeldes y osadas
Bolívar y San Martín tuvieron el poder y la gloria. Ellas, tan sólo algunas referencias en unos libros de historia. Sin embargo, Rosita Campusano y Manuela Sáenz fueron mucho más que las amantes de José de San Martín y Simón Bolívar. El relato oficial les dio ese lugar, pero quienes indagan un poco más allá, se encuentran con dos figuras fuertes, rebeldes y osadas que jugaron roles fundamentales en la independencia de los países latinoamericanos. Así las retrata “Guayaquil, una historia de amor”, que dirige Manuel Iedvabni en el bonaerense Teatro del Pueblo. Georgina Rey y Ana Yovino son quienes le ponen el cuerpo a estas mujeres (Rosita y Manuela, respectivamente), adelantadas y relegadas por el machismo histórico. Los roles de los próceres están a cargo de Edgardo Moreira (San Martín) y Pablo Razuk (Bolívar). Ambos retratados en el momento previo al encuentro que ambos Libertadores tuvieron en Guayaquil, el 26 y 27 de julio de 1822. En la ficción, se muestra lo que pudo haber sucedido antes y el papel fundamental que tuvieron Campusano y Sáenz en el desenlace posterior. Y todo teñido, claro, de pasiones prohibidas y secretas entre los hombres detrás del bronce.
Periodismo y teatro
Según los periodistas argentinos, Mario Diament es la primera vez que tiene cuatro obras en cartel en una misma ciudad. «No me pasó nunca en un mismo país ni en un mismo momento”, comenta. “Tierra del fuego” se repuso el 22 de febrero, “Cita a ciegas” el 28, “Guayaquil, una historia de amor” el 1° de marzo, e “Interviú” se acaba de reestrenar en una nueva temporada, o sea que es una gran coincidencia. El considera que su teatro “es de la palabra, y a lo mejor la gente tiene más necesidad de ideas, que en otros períodos, donde había un teatro más de acción”, y agrega que hoy en día, los argentinos necesitan «tener una mirada más profunda sobre determinadas cuestiones, de temas más importantes. Uno se emociona como los espectadores también, no directamente porque se trate de una obra mía, sino porque lo que proviene del escenario es emotivo. Cuando veo mis obras siento un pequeño desenganche de haber sido yo el autor. Para mí el periodismo es mi mujer y el teatro es mi amante”
PAGINA EL ESPECTADOR
E.A. Moreno-Uribe
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