Más que vivir bajo el mismo techo, con el hombre que amaban había perdido su significado, despertar juntos, pues ellas deseaban firmar aquel papel en que se decía que uno era del otro, descartando la posibilidad de convivir sin casarse
Cuando tienen una relación amorosa, algunas mujeres consideran que si contraen matrimonio pueden ser más felices, pues un compromiso como ése les garantiza que la unión no vence, o por lo menos ellas piensan de esa manera. No obstante, que aun estando casados el amor acaba, por eso matrimoniarse no garantiza que la unión perdure.
Por consiguiente, aunque el matrimonio puede ser un modo de reafirmar lo que se siente, no debe estar por encima del mismo amor, más bien debería estar en un plano secundario mientras que ese sentimiento que comparten se fortalece con cada acción que enaltezca su nombre haciendo de la separación una posibilidad remota o un supuesto negado.
1. Viviendo una
espera indefinida
Con Bernardo, Liliana vivía una relación amorosa que la hacía feliz. No obstante, deseaba que él diera el paso definitivo para consolidar esa unión, y con esa acción le demostrara cuánto la amaba aunque a su modo le había enseñado que su querer era sincero.
A pesar de que se conservaba bastante bien, Liliana sabía que siempre no iba a tener ese rostro fresco y hermoso sin una gota de maquillaje; ese abundante cabello largo, sus ojos expresivos color ámbar que relucían en una piel sin arrugas y una figura atractiva que bien mantenía. Semejantes atributos no iban a durar toda la vida cuando hacía rato que había transitado los veinte años y ya había empezado a recorrer los treinta.
Cuando Liliana conoció a Bernardo le pareció sumamente atractivo. Él le llevaba cinco años y apenas la vio no dejó de apreciar los encantos de ella. A los meses iniciaron un romance. La química fluía tanto que las palabras sobraban y sus cuerpos anhelaban sólo estar uno al lado del otro.
Aunque esa unión empezó algo accidentada porque parece que ninguno de los dos estaba preparado para tener una relación sentimental; después, las cargas se emparejaron; en el plano emocional, él empezó a darle lo que ella esperaba. Sin embargo, por varias razones, Bernardo se demoraba en mover las piezas para que los dos terminaran de consolidar ese sentimiento que los había mantenido unidos por algo más de dos años.
En particular, lo que Liliana esperaba era que Bernardo le pidiera matrimonio, se había imaginado una cena romántica, con unas copas cuyos cristales brillaran y, en primer plano, él extendiera su mano para dar un obsequio que contenía el deseado anillo de compromiso.
2. Promesa que
tarda en cumplirse
No había duda para muchos de que Bernardo amaba a Liliana. Él la conoció y ella se quedó en su corazón. Ella también lo amaba. A pesar del amor que se profesaban, aunque eran profesionales y tenían éxito en lo que hacían, no tenían la solidez económica para buscar un rincón en el que los dos pudieran realizar su vida, tal como lo hace una pareja cuando adquiere un compromiso formal.
Por otro lado, a pesar de que Bernardo realizaba un oficio que le daba una existencia medianamente holgada; de su unión anterior, sin la ayuda de la madre, tenía un hijo que mantener.
A Bernardo, la completa manutención del niño le había impedido proponer a Liliana vivir en un espacio mutuo para convertir en un hecho las palabras que se visten de promesas de amor, entre sueños rosas, caricias y besos, antes y después de amar.
3. Compartiendo
la misma experiencia
Sofía era la mejor amiga de Liliana. Ella también vivía una situación parecida. Tenía cuatro años de amores con Raúl. Él le había manifestado que quería casarse con ella, pero conseguir un lugar para los dos y para las criaturas que traerían al mundo se le había hecho a este varón bien difícil. Reunir un dinero que nunca era suficiente para una inicial, seguir los trámites de los créditos para vivienda y acudir a los conocidos para aprender de sus experiencias en la empresa de comprar casa propia en estos tiempos era la tarea diaria de Raúl, que, para malestar, angustia y tristeza de Sofía, nunca terminaba de culminar.
Al igual que Liliana, Sofía había llegado a dudar del amor de Raúl, porque, después de un tiempo significativo de novios, él demoraba en proponerle matrimonio mientras los chismosos, entre risas y expresiones de burla, comenzaban a decir que el esperado casamiento nunca se iba a realizar, dejando con sus comentarios una atmósfera de decepción e incertidumbre.
Sofía sollozaba negándose a dar crédito a los comentarios malsanos pero, a veces, en sus ratos de desesperación, dudaba del amor de Raúl, cuestionando su comportamiento que se traducía en tardanza y apatía para los ojos de muchos e incluso los de ella.
Las dos amigas pasaban por el mismo momento de tener que esperar para realizar su amor. A veces, una animaba a la otra y, en otros momentos, las dos se quejaban de su suerte, mientras que Sofía desahogaba sus penas con Liliana, o viceversa. Entonces, haciendo de tripas corazón, estas mujeres buscaban sobrellevar el peso de una espera que se hacía interminable.
A pesar de lo anterior, más que vivir bajo el mismo techo, con el hombre que amaban había perdido su significado, despertar juntos, pues ellas deseaban firmar aquel papel en que se decía que uno era del otro, descartando la posibilidad de convivir sin casarse, para probar aquello que se dice de la convivencia, en que cada uno puede ver realmente cómo es y saber si se puede sentir cómodo con el otro, una vez que sobrevive a esa experiencia y mantiene la idea de legalizar la unión.
¿Más pendiente
del matrimonio
que del amor?*** Muchas parejas están en tu misma situación esperando, legalizar su unión y hacer una vida en común, en un espacio compartido, que les permita realizar su amor del modo cómo esperan, en una jefatura, con la aprobación de extraños y seres queridos.
*** A pesar de lo anterior, aun con las dificultades, muchas de esas parejas no pierden las esperanzas, porque el amor no vale más con el casamiento, simplemente firmar un papel o jurar en una iglesia amor eterno responde a una costumbre social en que el compromiso adquiere un rango mayor por hacerse público o tener carácter legal
La voz de la mujer
Isabel Rivero De Armas