*** La realidad es que a medida que avanza la investigación sobre la conspiración en puerta comienzan a aparecer conspicuos representantes opositores comprometidos hasta los tuétanos en esta patraña oligárquica-imperial
Había tardado un poco para que se evidenciara, otra vez, el talante antidemocrático de la llamada Mesa de la Unidad Democrática (MUD). La presión a la que fue sometida para sacarla del camino del diálogo, con el Gobierno, alcanzó tal temperatura, que tuvo que declinar asumiendo el juego de los sectores ultraradicales de la oposición derechista que tiene como objetivo central de su estrategia desestabilizadora la salida del Gobierno a como de lugar.
Posturas opositoras
frente al diálogo
En artículos recientes, hemos identificado en el seno de la oposición venezolana tres sectores claramente diferenciados, que mantienen, frente al diálogo, posturas encontradas y contrapuestas:
Por un lado, el de los demócratas, que los hay en el campo opositor, cuya práctica y trayectoria política así lo evidencian, independientemente, de las posiciones que mantienen, contrarias al gobierno bolivariano, ejerciendo, por lo demás, un legítimo derecho. Este sector viene planteando, desde hace cierto tiempo, la necesidad y conveniencia de que la oposición enserie su manera de relacionarse con la sociedad, con miras a ir construyendo, pacientemente, una fuerza político-social alternativa al chavismo; por sus posiciones, expuestas públicamente, no cuentan con apoyo decidido de factores de poder (económico y comunicacional) de los que sustentan a la oposición. Para identificarlo, habría que mirar entre quienes se sumaron, de primero, al llamado al diálogo que formulara el Presidente Nicolás Maduro, es decir, Puchi, Hiram Gaviria, Vladimir Villegas, Pedro Pablo Fernández, Ricardo Sánchez, etc.
Por otro lado, se detecta a los grupos o partidos que tienen la representación oficial de la MUD; es el sector más ambiguo u oportunista, jugando siempre al desgaste del Gobierno, no por la vía de una oposición constructiva, sino que su ambigüedad los lleva, en algunos casos, a actuar según las reglas democráticas y, en otros, los más, haciéndole fintas a la conspiración; la estrategia que mueve a estos grupos es la desestabilización del país, en la creencia de que con esos cálculos políticos podrán configurar, al fin, una fuerza consistente capaz de derrotar o derrocar, si ese fuese el caso, al Gobierno bolivariano.
Mantienen estrecho contacto con el Departamento de Estado estadounidense y su accionar político depende mucho de la línea emanada del Norte; cuentan con grandes recursos y para ubicarlos, bastaría, con precisar a quienes se incorporaron, en un segundo momento, a la Mesa de diálogo, por supuesto, estamos hablando de Aveledo, el Flaco Capriles, Ramos Allup, Barboza, Borges, Roberto Enriquez (Copei), Falcón, etc.
Fuerza de choque imperial
Y, en tercer lugar, están los que se inclinan sin mayores tapujos con la acción subversiva; son los más audaces y en su afán por propiciar la salida a como dé lugar del Gobierno bolivariano son capaces de las acciones más irracionales, como las que han venido ejecutando, de claro corte terrorista, desde el 12 de febrero pasado: emplazando guarimbas, empleando mercenarios y francotiradores para asesinar a mansalva, colocando guayas asesinas, quemando universidades y otras edificaciones públicas, dañando estaciones del Metro de Caracas y unidades del transporte público, en fin, perturbando la paz social, violentando la vida cotidiana de ciudadanos, en su mayoría afectos a la misma oposición; utilizando a los “estudiantes” como carne de cañón mantienen una agitación constante en zonas de Caracas y en otras ciudades del país.
Este sector no participa de manera activa en la MUD y en todo momento manifestó su rechazo a la propuesta de diálogo con el Gobierno; su única e impertérrita propuesta es la salida del presidente Maduro, como decimos en criollo ¡más claro no canta un gallo! así sea pataruco, como en este caso. Monitoreado, directamente, por agencias estadounidenses especializadas en desestabilización, fue preparado como fuerza de choque para ser activada en el momento oportuno, como el que comenzó a gestarse, según los imperialistas, en nuestro país, con la asunción de Nicolás Maduro a la Presidencia de la República.
Así mismo, son evidentes, sus vínculos con los voceros más recalcitrantes de la derecha yanqui, estacionada en Miami, Florida, preferentemente de origen cubano, y con sectores de la derecha Continental y con el paramilitarismo y el narcotráfico colombiano, vía Uribe Vélez. Sus dirigentes visibles son: López, la Machado, Ledezma, algunos alcaldes y líderes estudiantiles de universidades privadas y autónomas.
Sí, esta es la fuerza de choque que el imperialismo mantiene en algunas calles del país, aplicando tácticas de guerrilla urbana, cuyas acciones, aunadas a la guerra económica (especulación, desabastecimiento, contrabando, etc.,) que patrocina, el imperio, a través de otros actores, forma parte de una estrategia envolvente, que incluye, también, la guerra comunicacional y psicológica, enmarcada en lo que se ha dado por llamar “el golpe silencioso”, con lo cual, se pretende torcer el rumbo que se ha planteado el pueblo venezolano en base a los lineamientos trazados por el Comandante Chávez y, así, clavar las tenebrosas fauces imperiales, nuevamente, sobre la riqueza nacional y retomar el control del país.
La pura verdad
La MUD, al levantarse de la Mesa de diálogo, aduce que el Gobierno no ha cumplido con los acuerdos que se han establecido: libertad de presos políticos (Simonovis dixit), cese a la represión de las manifestaciones “pacíficas”, que se ha negado a reunirse con los estudiantes, etc. Pura broza.
Cuando la realidad es que a medida que avanza la investigación sobre la conspiración en puerta comienzan a aparecer conspicuos representantes opositores comprometidos hasta los tuétanos en esta patraña oligárquica-imperial, es el caso de: Enrique Mendoza, Salas Romer, Miguel Henrique Otero, Coronil Hartman y muchos otros que pronto saldrán a relucir. Esta es la pura verdad, que desnuda a la MUD, y que quieren evadir los zánganos que la integran.
Notas paralelas
Miguel Ugas