Las autoridades colombianas comenzaron a investigar las razones para que un vehículo de transporte explotara causando la muerte de 33 niños lo que ha provocado un luto nacional en el país. Todo apunta a que se debió a que el conductor llevaba unos bidones de gasolina dentro del vehículo, una práctica muy extendida en la costa. La traen de Venezuela y la transportan en autobuses y coches particulares hacia distintas ciudades costeras.
Aún no han podido identificar todos los cadáveres por su estado. El propio conductor del vehículo, que cometió todo tipo de irregularidades e imprudencias y salió ileso, perdió a dos hijos. Nada más ocurrir el desastre, huyó pero la policía le detuvo horas más tarde.
Al menos 33 niños han muerto calcinados por el fuego en un autobús al oeste de Colombia y otras 20 personas han resultado heridas, algunas de gravedad, en una tragedia que cubrió de luto la campaña electoral.
El estallido de un autobús que circulaba por una calle de Fundación al mediodía del domingo, población de departamento del Magdalena, al oeste del país, provocó el fallecimiento de los pequeños.
Los menores, entre los 2 y 13 años, hacían parte de un grupo que recibía enseñanzas bíblicas de la iglesia evangélica ubicada en la calle 22 número 8-33.
La tragedia, que tiene sumido al municipio en un dolor sin límites, ocurrió en la calle 23 con carrera 8 del barrio Altamira, a 100 metros del estadio de fútbol ‘Rafael Castañeda’ y a una cuadra de la iglesia Pentecostal.
Fue precisamente de este lugar en donde los niños abordaron la buseta de la fatalidad tras haber finalizado la jornada espiritual, evento que se hace todos los domingos.
Los vecinos del barrio Altamira corrieron a ayudar a los pequeños, que pedían ayuda con gritos desgarradores. Otros intentaron en vano apagar las llamas, pero no pudieron hacer gran cosa.
Aún no han podido identificar todos los cadáveres por su estado. El propio conductor del vehículo, que cometió todo tipo de irregularidades e imprudencias y salió ileso, perdió a dos hijos. Nada más ocurrir el desastre, huyó pero la policía le detuvo horas más tarde.
Las autoridades comenzaron a investigar las razones para que el vehículo explotara, pero todo apunta a que se debió a que el conductor llevaba unos bidones de gasolina dentro del vehículo, una práctica muy extendida en la costa. La traen de Venezuela y la transportan en autobuses y coches particulares hacia distintas ciudades costeras.
Además, no solo llevaba casi el doble de su capacidad, sino que estaba llenando el depósito con el motor encendido y los pasajeros dentro. Saltó una chispa y explotó. No sólo eso, tampoco contaba con la documentación en regla y no había pasado la revisión técnico-mecánica obligatoria por su mal estado.
La alcaldesa de Fundación, Luz Stella Durán, explicó que la policía hace controles rutinarios para detectar el contrabando de combustible, pero en lo que va de año, ocho vehículos ardieron por esa causa.
«El bus estaba botando gasolina, a pesar de esto, el chófer insistió en seguir conduciendo el carro. Cometió una irresponsabilidad, debió bajar los niños y seguir solo», dijo el tío de seis niños que fallecieron, José Tapia.
El padre de otra niña fallecida, de cinco años, recordó que aunque no pertenecía a la Iglesia Pentecostal, mandó a su pequeña para que rezara por él, que estaba enfermo.
Se trata del accidente vial con mayor número de niños fallecidos. En Bogotá, fueron veintiún los pequeños que perdieron la vida cuando una grúa cayó encima de su autobús escolar.
Dicen testigos del incidente que luego que la buseta del servicio particular, de placas UVS – 556 de Barranquilla, partiera para repartir a los menores a sus viviendas, su motor se apagó repentinamente por lo que su conductor habría intentado prenderlo mojando con gasolina el carburador.
Una chispa, generada al momento de darle arranque, al parecer hizo contacto con el combustible. “Se sintió una explosión y seguidamente el fuego envolvió al carro”, dijeron personas en el sitio.
Los gritos desesperados de auxilio de los niños eran escuchados por los moradores del sector,que impotentes vieron cómo el vehículo se consumía con los pequeños adentro.
Dicen que en medio de las llamas una desesperada madre, residente en el sector, se subió a la buseta para rescatar a su hija, pero su esfuerzo fue infructuoso.