La ola de protestas contra el Gobierno socialista de Nicolás Maduro en Venezuela está lejos de acabarse y las sanciones extranjeras podrían ser útiles, dijo el viernes María Corina Machado, líder del ala dura de la oposición.
Las peores protestas en más de una década en el país petrolero han cobrado la vida de 42 personas desde que se iniciaron en febrero demandando la salida de Maduro y soluciones a la crisis económica que agobia a la población.
Si bien las manifestaciones han disminuido en las últimas semanas y el Gobierno ha calculado que se extinguirán para julio, Machado, una de las principales organizadoras, dijo que el presidente se ha debilitado y que los opositores mantendrán la calle caliente.
“Una Venezuela que se sentía dominada, resignada, aterrorizada, despertó”, dijo a Reuters Machado, quien ha liderado mítines opositores a lo largo del país desde febrero.
“Es el principio del principio. Tendremos una transición a la democracia en un futuro cercano (…) no en el 2019″, agregó en referencia a un referéndum revocatorio permitido por la Constitución a mitad del mandato de Maduro, en 2016.
Mientras, dijo la también ingeniera de 46 años, las sanciones contra miembros del Gobierno podrían ser beneficiosas.
“En algunos países, en algunos regímenes, como no hay justicia interna piensan ‘somos impunes, no me va a pasar nada’. Desde robarme toda la plata de un hospital hasta mandar a disparar contra unos estudiantes”, argumentó.
Algunos legisladores estadounidenses están buscando sanciones de funcionarios venezolanos, pero la administración de Barack Obama considera que ello podría entorpecer el proceso de diálogo entre el Gobierno de Maduro y la oposición.
Las sanciones, además, podrían irritar a muchos en una región marcada por golpes de estado apoyados por Estados Unidos.
“Yo se lo que comes”
De clase adinerada, Machado es presentada por el gobierno de Maduro como representante de una élite venezolana que gobernó el país desde el regreso de la democracia en 1958 hasta la asunción del fallecido Hugo Chávez en 1999.
Fue cofundadora de una organización civil financiada por Estados Unidos que ayudó a recoger firmas para un referéndum revocatorio contra Chávez en el 2004. Una imagen de ella sonriendo junto al ex presidente George W. Bush fue usada por el oficialismo para soliviantar sus denuncias.
Pero el viernes, Machado se rió de las acusaciones de que es un títere, asegurando que el segundo hombre fuerte del Gobierno, Diosdado Cabello -quien recientemente la expulsó del Parlamento- ha reconocido abiertamente la vigilancia sobre ella.
“A mi me dijo el señor Cabello un día, ‘yo sé lo que comes’. El señor Cabello graba las conversaciones con mi mamá (…) ¿Crees que cualquiera en Venezuela que tuviese alguna relación (con Estados Unidos) no hubiera sido ya puesto en evidencia?”.
Junto a otros políticos venezolanos, Machado ha sido blanco de escuchas telefónicas difundidas por la televisión estatal.
Quienes estén preocupados por la intromisión extranjera deben mirar la influencia cubana en el Palacio presidencial de Miraflores, dijo. “¿Y ellos me acusan de injerencia externa? Por el amor de Dios”.
Machado también criticó a los países de América Latina por “abandonar Venezuela”, argumentando que la potencia regional, Brasil, tiene un doble estándar en materia de derechos humanos.
Ella y el líder de las protestas, el encarcelado Leopoldo López, también han sido objeto de críticas de la oposición moderada que creen que las barricadas y marchas son una molestia y sustentan las acusaciones gubernamentales de “golpismo”.
“El régimen pretende decirnos que plantear un cambio de régimen, necesariamente, nos lleva a una guerra civil”, opinó. “Eso es mentira”.
Reuters