No es mi intención juzgar la materia de fondo en estos hechos, ya que para eso deberían estar los órganos del Estado, pero cuando éstos no funcionan imparcialmente y más bien persiguen, atropellan y violan los derechos de los ciudadanos, todos debemos levantar nuestra voz de protesta
Hace muy pocos días, conversaba con un amigo norteamericano residenciado en Venezuela. Antes de culminar la reunión llegó la noticia que acababan de detener a 95 estudiantes en Altamira. La información llegó acompañada de una foto donde aparecía una estudiante, con el rostro lloroso, a quien trasladaban en una moto ,luego de ser detenida, apretujada entre dos policías.
Ante tal monstruosidad el comentario del norteamericano fue: “Pareciera que ustedes en Venezuela ya no se sorprenden ante estos hechos, pero en el exterior es motivo de alarma que un gobierno viole los derechos humanos del pueblo y sobre todo de jóvenes estudiantes, que en cualquier lugar del mundo son respetados y protegidos. Todos los días, aunque ustedes no se enteren, Venezuela es noticia negativa en buena parte de los medios extranjeros por estas aberraciones”, concluyó.
Es alarmante el número de jóvenes que están siendo agredidos física y emocionalmente por los cuerpos de seguridad del Estado, incluyendo a Fiscales del Ministerio Publico y miembros de los tribunales de “justicia”. A los estudiantes los están recluyendo en peligrosos centros penitenciarios del país, como si se tratara de vulgares delincuentes. La paradoja es que, mientras se actúa en forma desmesurada contra los ellos, los hampones se pasean impunemente por las calles desguarnecidas de custodia, la Guardia Nacional está dedicada completamente a perseguir a los estudiantes, en vez de detener a los delincuentes.
Hace poco escribí un artículo donde planteaba que los muchachos se están yendo de Venezuela, buscando mejores oportunidades en el exterior, hoy le sumo a las razones previamente esgrimidas, la injusta persecución de las que son víctimas este grupo de venezolanos.
No es mi intención juzgar la materia de fondo en estos hechos, ya que para eso deberían estar los órganos del Estado, pero cuando éstos no funcionan imparcialmente y más bien persiguen, atropellan y violan los derechos de los ciudadanos, todos debemos levantar nuestra voz de protesta para pedir que se recupere la justicia y que no se impongan los intereses políticos sobre la recta administración de justicia.
Ni por mucho esfuerzo que uno haga, logrará aproximarse al dolor de los padres y hermanos de los jóvenes muertos, heridos o vilmente encarcelados, solo por protestar en demanda de un mejor país y de mayores oportunidades para su generación. Cuando se escriba la historia de estos aciagos días, quedará registrado en los anales, que un gobierno, autodenominado, “Revolucionario y defensor del pueblo”, cometió los mayores oprobios de que se tenga memoria, en contra de quienes representan el futuro de nuestro país.
*Coordinador Nacional de “Gente” Generación Independiente
Noel Álvarez *
Twitter: @alvareznv