El status del venezolano común -de la clase trabajadora y de los campesinos- ve agravar su situación ante la reducción de los programas sociales y el fracaso de varios de ellos, tanto por ineficiencia en la programación y ejecución, como por la corrupción galopante que se lo traga todo
Paciano Padrón
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Maduro tiene el Cristo de cabeza y los Santos de espalda, todo le sale mal, y no lo digo solo por los Santos que el pasado domingo le dieron una patada por el trasero -San Cristóbal y San Diego- sino también porque al “mejor nuevo amigo”, al Santos de Colombia, lo alcanzó la pava del que indebidamente ejerce la presidencia de Venezuela. Santos perdió las elecciones por su coqueteo con la guerrilla y su amistad con el régimen de Venezuela. Mientras Maduro tiene los Santos de espalda y todo le sale mal, tiene de frente a los estudiantes y al pueblo que piden cambio, tiene de frente a quienes protestamos sin dejar que calle la calle.
Maduro es pavoso, y su pava nos afecta a todos, al tocarle su parte al país. Maduro es ineficiente y Venezuela es una olla de presión donde las protestas y reclamos estallan por todos lados: nada sirve ni funciona, las deudas del gobierno quiebran a proveedores, el país adeuda una vela a cada Santo, todo escasea menos la corrupción y la violación de derechos fundamentales.
La Venezuela de estos días de pava, consecuencia de la “pava del pavoso”, ha visto incrementar el hambre, siendo para vergüenza nuestra “el único país de América donde aumentó la pobreza en el último año”, y donde tenemos el régimen más ineficiente y corrupto que hayamos tenido, no pudiéndosele comparar en este momento a ningún otro del Continente. Hoy son, según cifras oficiales del Instituto Nacional de Estadística, 11 millones 800 mil los venezolanos a quienes no les alcanza lo que ganan o perciben para vivir. Como si fuera poco, las expectativas de aquí en adelante, partiendo de la realidad política y económica, hacen prever -sostiene el profesor universitario Luis Pedro España- que “la inflación general en este 2014 será de 70 % y la de alimentos será de 100 %, por lo que la situación de pobreza se agravará”.
El status del venezolano común -de la clase trabajadora y de los campesinos- ve agravar su situación ante la reducción de los programas sociales y el fracaso de varios de ellos, tanto por ineficiencia en la programación y ejecución, como por la corrupción galopante que se lo traga todo. Maduro acaba de anunciar que relanzará las misiones. ¿Qué se relanza?, ¿lo que marcha bien y con acierto o lo que está deficiente y podrido? El incremento de la inflación y de la escasez de productos fundamentales agravan la situación de los venezolanos, aumentan el hambre y la pobreza. Es bueno recordar al profesor Marino González -de la Universidad Simón Bolívar- al explicar cómo se deteriora Venezuela, la que “producía 20 kilos de carme por persona al año, pero en 2014 esa producción bajó a 7,8 kilos por persona”. Hecho en Socialismo.
A pesar de que las cárceles son un desastre donde se amontonan seres humanos de forma inhumana, sin que quepan ladrones y asesinos que andan sueltos, Maduro pretende terminar de atapuzarlas con presos políticos, con compatriotas que pierden la libertad simplemente por pensar distinto. Ya no son solo estudiantes y civiles los que protestan, acaban de hacerlo militares -nada menos que oficiales y soldados del 4F y 27N- quienes reclaman las reivindicaciones ofrecidas por Chávez, y que Maduro les ha negado. Así paga el diablo. Catorce de esos militares, a la hora en que esto escribo, están presos por protestar en Miraflores, y si Maduro llevare a prisión a todos los que ha amenazado, no habría dónde ponerlos.
Lo sensato, lo que haría un hombre que quiera al país al percibir el desastre del gobierno que encabeza, sería renunciar. Este gobierno es insalvable, fundamentalmente porque no tiene aliento, se ha ido pudriendo de manera tal que no tiene vitalidad y fuerza interior. No es secreto para nadie que muchos chavistas bien paridos, que sienten al país, le han dado la espalda a Maduro, se suman a los Santos que están de espalda a quien no ha sabido darle el frente a los problemas de la República, y que por el contrario ha hecho que cada vez esté peor lo que estaba mal. Que el pavoso se ponga de lado y que la historia avance. Mientras tanto, que la calle no calle.